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España España · ZARAGOZA
Voto de LASO83:
6
Drama Merab lleva ensayando desde que era muy joven en la Compañía Nacional de Danza de Georgia con su pareja de baile, Mary. De repente, su vida da un vuelco cuando aparece el despreocupado y carismático Irakli y se convierte en su rival más poderoso, pero también en su mayor objeto de deseo. En una atmósfera conservadora, Merab se enfrenta a la necesidad de liberarse y arriesgarlo todo en el empeño.
9 de febrero de 2020
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que poco o nada conocemos de la danza georgiana, por lo menos un servidor. La película en que hoy nos centramos toca ese tema y nos muestra una historia universal sobre el descubrimiento del amor homosexual, las ansias de libertad y la necesidad de romper cadenas. La película está dirigida por el director sueco de origen georgiano Levan Akin quien tuvo que dirigir la cinta entre fuertes medidas de seguridad y cuya proyección creo una gran polémica.

Ya desde su primera película empezó a sonar en los diferentes festivales del mundo. Su ópera prima fue “Certain People” se presentó en el Festival de cine de Tribeca. Su segundo largometraje fue “El Círculo” estrenado en el Festival de Cine de Berlín. Ahora nos trae su tercer trabajo “Solo nos queda bailar” que tuvo su presentación en La quincena de Realizadores de Cannes. Aquí en nuestro país formo parte de la Sección Oficial del Festival de Cine de Valladolid donde obtuvo el premio al Mejor Actor.

Para poner un poco en contexto la historia que se nos cuenta debemos saber una serie de curiosidades. Levan Akin nació en Suecia, después de que sus padres emigraran desde Georgia. Volvió a la tierra de sus antepasados para dirigir una película sobre la importancia de ser libres. Una gran referencia para la cinta fue cuando el director asistió en Tiflis fue en 2013 a un desfile del orgullo Gay que se topó con el ataque directo de miles de personas espoleadas por la iglesia ortodoxa. Ni siquiera la capital se libra de la homobia de un país en el que hay tres emblemas de la identidad nacional: La iglesia, los bailes tradicionales y su canto polifónico tradicional.

La cinta se centra en Merab, un prometedor bailarín de la Compañía Nacional de Danza de Georgia que trata de mascunilizar al máximo su técnica mientras se enamora del nuevo compañero del grupo, Iraki y descubre que es Gay. La homosexualidad no solo es un tabú social, sino también motivo de expulsión de la compañía, por lo que es preferible mantenerlo en secreto, como le aconseja su compañera de baile desde la infancia. El mayor problema es que la mejor forma que tiene Merab para sentirse libre es enamorarse.

La película funciona a tramos, cuando aparece en escena el joven bailarín es cuando vemos los mejores momentos, el guión tiene muchas lagunas y cuando empiezan a producirse todos los conflictos baja mucho el interés de la cinta. La película tiene un objetivo claro y eso lo consigue, trata de enfrentar la tradición a la modernidad, poner de manifiesto la brecha generacional que se produce en el país entre los defensores de sus tradiciones y quienes beben desde pequeños de la cultura propia de la globalización. La película se deja ver y se pasa un buen rato, pero también se olvida muy fácilmente.

Lo mejor: Los bailes del actor protagonista
Lo peor: Varios lagunas del guión.


Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
LASO83
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