Haz click aquí para copiar la URL
España España · Lleida
Voto de Ginho:
7
Thriller. Drama. Terror Milo, una estrella del porno ya retirada que vive con su mujer y su hijo, está pasando por apuros económicos. Una cita con una antigua compañera de rodaje, la pornostar Layla, le presenta la oportunidad de trabajar con un tipo llamado Vukmir en su nueva película de porno experimental. Milos acaba aceptando sin saber exactamente lo que va a rodar y acaba sumergido en una tormenta de depravación violencia, snuff, pedofilia, y drogas que ... [+]
29 de octubre de 2012
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es por lo menos una realidad discutible la costumbre extendida en la actualidad de no reconocer una obra si no contiene al menos algunos tacos, unas cuantas blasfemias y cierta dosis de perversión sexual. Se ha llegado a un punto en que se confunde la calidad estética con el mal gusto ético. Y en este sentido, donde el permisivismo y el escándalo se han erigido como criterios supremos de valoración cinematográfica, es en lo que nos tenemos que preguntar si A Serbian Film es una anomalía o una consecuencia lógica.
El receptor no puede cubrir su rostro ante la ominosa sucesión de imágenes. Queda profunda e impunemente azotado por la bacanal orgiástica de violencia sexual que transgrede, a un ritmo trepidante, todos los tabúes y límites posibles. Son imágenes plenamente explícitas, acompañadas siempre de una bestialidad animal. Los poco más de cien minutos que dura la película son insoportables, grotescos, monstruosos, de un sufrimiento inhumano. De hecho, el espectador acaba tomándose el filme como lo que realmente parece, una apuesta diabólica, un pulso con nuestros propios límites.
Cuando los títulos de crédito ocupan la pantalla se produce un maquiavélico y angustioso despertar. Hemos quedado contagiados por esta violencia, por este mal, y nos sentimos cuerpos sucios, marcados e intoxicados. Atónitamente abatidos, moralmente degradados y culpables de su consumo, nos asaltan mil reflexiones mientras la maquinal banda sonora tortura nuestros oídos.
¿No son el sexo, la violencia y la muerte los referentes del cine- y la cultura –actuales? Aquí tienen pues un film malo, de diálogos pobres e imágenes vergonzosamente vacías, pero cargado a más no poder de esos sempiternos referentes. Dejen a un lado el guión, la fotografía y los propios actores, para realizar una lectura productiva del film. Tómenselo como el kitsch del cine europeo y disfruten; o mejor dicho, no disfruten. ¿Para qué ver cine, pues, si no se da esa operación de empujarnos hacia la pantalla con cierto riesgo tauromáquico, acercándonos a asuntos peligrosos, ágiles y bicornes?
Ginho
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow