Este filme supone el desenlace de la saga Millennium. La primera película me pareció impactante, sorprendente, entretenida y con unos personajes muy bien perfilados y elaborados, pero en la secuela ocurrió todo lo contrario. La segunda parte fue una desafortunada continuación que dejó bastante que desear (se pudo apreciar todos los malos vicios de una secuela más pendiente de aprovechar el tirón de la primera entrega, buscando hacer caja, que de elaborar algo de calidad). “Millennium 3” no es gran cosa, en líneas generales me ha parecido un thriller comercial discreto, pero mejora ostensiblemente con respecto a la segunda entrega y sirve para quitar ese mal sabor de boca que dejó "Millennium 2".

A pesar de no ser una cinta que se ahogue del todo en la mediocridad, vuelve a caer en algunos errores de la anterior entrega. De entrada, los que no hayan leído los libros o no hayan visto las dos primeras películas no se van a enterar de nada, así de claro. Se perderán en una trama demasiado farragosa y difícil de seguir. Ídem de algunos personajes que aparecen sin ningún tipo de presentación o escenas en las que no se explica un carajo lo que está pasando. Aparte de lo enrevesado de la estructura argumental, la película se te hace muy larga (son dos horas y media… y no se te pasan precisamente muy rápidas que digamos). Y, además, le falta algo de emoción, resulta una película un tanto fría. No quiero llegar a decir que sin alma, pero está muy cerca de esa definición.

Por supuesto no todo es malo en “Millennium 3”. Vaya por delante que es mucho más digna de lo que me esperaba, y más allá de cualquier comparación con los libros o anteriores entregas, lo cierto es que se deja ver a pesar de todo lo dicho anteriormente. En mi opinión, las dos mejores cosas, no sólo de esta película sino de toda la saga, son Noomi Rapace encarnando al personaje de Lisbeth Salander y la impecable fotografía (me encanta esa forma de filmar sin la asquerosa cámara al hombro). Noomi Rapace lo borda dando vida a un personaje memorable y difícilmente olvidable, es de esos que quedan para la posteridad. Los “duelos” dialécticos durante el juicio entre Lisbeth y el psiquiatra Peter Teleborian son lo mejor de este filme. Y por último, quiero señalar también el buen hacer interpretativo de Annika Hallin haciendo de abogada de Lisbeth (hace una buena actuación y adquiere mucho protagonismo en esta entrega final).