Woody siempre habla de cosas interesantes y eso ya es mucho dado el cine tan superficial que se hace hoy en día.
Woody con sus 82 años sigue investigando y ha hecho una película fiel a su estilo pero también diferente. Esta vez el final es realista, más adulto, para bien y para mal, pues no deja buen sabor de boca.
Lo más llamativo es que es una de sus mejores películas visualmente hablando. Los planos están cuidados al detalle y la iluminación busca los dorados dando al film una mezcla de alegría y nostalgia.