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España España · Madrid
Voto de Pedro:
5
Drama Georges y Anne, dos ancianos de ochenta años, son profesores de música clásica jubilados que viven en París. Su hija, que también se dedica a la música, vive en Londres con su marido. Cuando, un día, Anne sufre un infarto que le paraliza un costado, el amor que ha unido a la pareja durante tantos años se verá puesto a prueba. (FILMAFFINITY)
20 de enero de 2013
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deprimente. Esta es la sensación que he sacado tras visionar el último filme de Haneke. Muy lejos de la tensión que sabía hacer respirar en "Funny games", de la intriga de "Caché" o incluso de la brillante técnica fotográfica de "La cinta blanca".

Este estado depresivo no se debe a que la película no goce de virtudes; pues tanto la estructura narrativa como la interpretación de la pareja protagonista están sin duda llenos de un cuidado y meticuloso desarrollo. Tal vez sea haber tenido un mal día, o tal vez no haber atendido suficiente a una previa voz de alarma interior que me susurraba: "ganadora de Cannes, precaución amigo espectador..." La cuestión es que la simplicidad de la historia dentro de lo que puede ser una aburrida vida cualquiera contada de modo anodino, unido principalmente a que se centra en el devenir de la muerte que a todos espera y muchos ya hemos vivido de cerca en la piel de familiares, sencillamente ni me produce evasión, ni reflexión, ni dolor ni nada. Dolor ya lo he sentido en la vida real, y esto sólo me ha producido eso: depresión.

En resumen, si no saben lo que es la fase de agonía de un enfermo terminal y quieren ver algo que se le parece (aunque la dura vida real sigue siendo mucho más dura) vaya a verla... Si lo que sucede es que le atrae su buena crítica y sus premios así como anteriores trabajos del realizador, pero no le apetece pasar un mal rato, sencillamente no malgaste el dinero ni el tiempo, porque tampoco se pierde ninguna maravilla ni se parece le cuenten lo que le cuenten a nada anterior del director. Y además se ahorra un desenlace que, dentro de cierta sorpresa, al menos a mí me dejó frío; tan frío como desconcertado por una propuesta que si bien el propio Alejandro Amenábar ya supo canalizar y justificar con acierto (con tantos o más premios), aquí chirría con el tono de la historia.

Nacemos, crecemos, envejecemos y morimos. Algunas veces llegamos al fin sufriendo y nos ven sufrir. Entre medias dicen que también amamos y somos amados. Vaya novedad... En cualquier caso, si a alguien le ha entusiasmado, sepan perdonarme, pues como dije pudo ser un mal día.
Pedro
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