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España España · Albacete
Voto de Juan Pablo:
5
Drama Cuatro profesores de instituto se embarcan en un experimento sociológico en el que cada uno de ellos deberá mantener la tasa de alcohol en su cuerpo al mismo nivel, durante su vida diaria, intentando demostrar de esa manera que pueden mejorar en todos los aspectos de su vida. (FILMAFFINITY)
5 de enero de 2021
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película de Thomas Vinterberg, de título ‘Otra ronda’, pareciera deslizarse por esos terrenos transgresores que su autor ha practicado a lo largo de su dilatada filmografía. Eso a priori. Porque una vez vista, me queda la sensación de haber presenciado una propuesta poco arriesgada, incluso en exceso timorata. Tocando un asunto sensible, el consumo de bebidas alcohólicas en diferentes ámbitos y de manera más o menos compulsiva, la cinta nos sumerge en una indefinición conceptual y de diagnóstico desconcertante.

Mads Mikkelsen interpreta a un profesor de secundaria. Junto a otros tres compañeros de instituto (Thomas Bo Larsen, Magnus Millang, Lars Ranthe) se va a embarcar en un curioso e inclasificable experimento social. Beber alcohol a todas horas. Mantener su nivel en sangre para comprobar sus efectos. La idea es mejorar en diversas facetas de la vida: laboral, íntima, personal, en las relaciones sociales. Así de prosaico es el planteamiento.

‘Otra ronda’ comienza con situaciones que albergan cierta gracia. Adultos degustando toda suerte de bebidas para sentir su efecto desinhibidor, pasándoselo en grande, casi como adolescentes sintiendo el poder de atracción de lo prohibido (como ponerse pedo en pleno ejercicio profesional). Hacia la mitad del metraje, llegado el momento de significarse, ni como metáfora social, ni cómo fábula acerca del comportamiento colectivo encuentra ‘Otra ronda’ carga de profundidad alguna. Surge un Vinterberg amaestrado, lejos de sus mejores registros.

Cómo un torero poderoso enfrentado a un morlaco manso e inválido, las capacidades de este director para provocar y conmover se ven diluidas. Y de eso trata cualquier expresión artística que quiera perdurar en la memoria. Los intérpretes sostienen la función. Todos ellos son capaces de convertir las idioteces propias de un ebrio en algo divertido, risible. Si Mikkelsen es la viva imagen de la desolación, melancolía y tristeza ante el paso del tiempo (juventud divino tesoro), un trago de vodka lo mete en trance.

Demasiado poco.

Escrito por Juan Pablo Martínez Corchano para http://rockandfilms.es/
Juan Pablo
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