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Voto de Kyrios:
10
Terror. Intriga. Thriller Marion Crane, una joven secretaria, tras cometer el robo de un dinero en su empresa, huye de la ciudad y, después de conducir durante horas, decide descansar en un pequeño y apartado motel de carretera regentado por un tímido joven, Norman Bates, que vive en la casa de al lado con su madre. (FILMAFFINITY)
18 de marzo de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La relación entre el cine slasher y la película de Hitchock es evidente. Anecdóticamente el realizador del film que consolidó el subgénero con la película La noche de Halloween, realizada en el 1978, John Carpenter, contó en el reparto de su film con Jaimie Lee Curtis, la hija ni más ni menos que de Janet Leigh, la actriz que había realizado Psicosis, y que protagonizó (como víctima) el que seguramente fue el asesinato más famoso de la historia del cine, con la mítica escena de la ducha. Carpenter no contrató a Curtis por casualidad, sino que había decidido, después de considerar diversas actrices, que Curtis había de ser la musa de su película. Las conexiones entre las dos también las han establecido diversos críticos , refiriéndose a que la película de Carpenter es la secuencia de la ducha de Psicosis, pero estirada una hora y media.

Psicosis es una película singular, pero ya lo es desde la propia filmografía del genial Alfred Hitchock, conocido popularmente como el genio del suspense. Es interesante observar que a medida que el público iba dando la espalda al director británico, este iba ganando exponencialmente la admiración de la crítica . Harto ya de imposiciones y de la carga que suponía dirigir siempre el mismo tipo de películas para los grandes estudios, Hitchock decidió rodar una película que supuso una rara avis desde el propio nacimiento del film. Rodada en Blanco y negro debido al escaso presupuesto con el que el director decidió emprender la película, Hitchock introduce en el film elementos que chocaban con la tradición del género. El personaje de Janet Leigh era asesinado a mitad del metraje, ¿Qué espectador podría esperar algo así de una película corriente de Hitchock? Y la película recogía influencias psiquiátricas (de manera harto explicita en la última secuencia de la película) que darían al film una serie de componentes ciertamente turbios.

La componente violenta del film era algo absolutamente rompedor. Los dos únicos asesinatos de la película (la de nuestra actriz protagonista y el inspector de policía) están rodados de una manera realmente cruda. El primero de ellos con una escena montada con diversos planos que se convertiría por sí misma en un icono pop por excelencia, parodiado y homenajeado por todo el mundo. Esta secuencia de la ducha ya nos permite conectar a la película de Hitchcock con muchas otras del género slasher. Hitchcock compone una secuencia que en la vida cotidiana sería totalmente irreal (Nuestro asesino alza el puñal de una manera casi ortopédica, y tarda en clavar realmente a la protagonista. Parece que el cuchillo se resbala ante la piel de Janet Leigh) pero que en el cine funciona por su componente estética. Esta perversión por lograr un asesinato, y hacerlo estético aparece de manera descarada en los slasher films, degenerando en muchos de ellos hacía una auténtica sangría y obsesión por encontrar la muerte más rebuscada y original.

Por otra parte el personaje de Norman Bates, interpretado por el maravilloso Anthony Perkins, nos mostraba una personalidad tan malvadamente inquietante que no encontramos referente alguno para relacionar a Bates con otros personajes criminales del Hollywood clásico, sino que tiene mucho más en común con los Michael Myers, Ed Gein y demás maligna compañía que iban a frecuentar el cine una década más tarde. Pese a la innecesaria secuencia final, en la que se utiliza una explicación científica para que el espectador quede racionalmente satisfecho ante el salvaje espectáculo que ha visto a lo largo de la película, hemos podido comprobar que nuestro personaje es un auténtico obseso, un voyeur (también el espectador se convierte en Voyeur en Psicosis, así como también en La noche de Halloween con su gran plano subjetivo inicial y en muchas otras películas slasher), con una sexualidad ambigua (Norman Bates se disfraza de su madre muerta)

Y evidentemente el cuchillo, el instrumento con el que Norman Bates asesina a sus huéspedes. La arma blanca, símbolo fálico por excelencia, una de las estrellas tanto de la película como del género Slasher. Sin él, la película de Hitchcock no habría podido evolucionar.
Kyrios
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