Decir cine de terror español competente es una sentencia que difícilmente se acostumbra a cumplir. Sin embargo, Nos Miran de Norberto López Amado es una película que consigue competir con otras películas del género, fuera de nuestras fronteras. Es cierto que hace poco el género patrio ha revivido con algunas notables consecuencias, más allá de directores o fenómenos aislados como el de por ejemplo Álex de la Iglesia (que acaba de estrenar otra películas más que toca el género fantástico, las Brujas de Zarragamundi 2013), y las películas parecen abrirse a temáticas que hasta ahora parecían vedadas al cine español. Por eso, Nos miran es una película valiente, porque en los inicios de la década del 2000, se vio la película como una rara avis dentro de la producción española y de hecho tuvo una repercusión en taquilla bastante menor.

Norberto López Amado debutó en el cine con esta película que llegó a sorprender a algunos críticos que no esperaban que un director primerizo pudiera llegar a realizar una película de factura tan competente. Sin embargo el director no ha seguido por una senda estimable, uniéndose a proyectos de televisión que han desmejorado bastante la imagen que había conseguido reunir con su primera película (colaboraciones en series de dudosa calidad como el internado o Toledo). Su camino parece ligado al de estos productos menores para televisión (incluso parecía figurar como el posible director de un biopic sobre el rey) pero esperemos no poder decir que lo hemos perdido para siempre.

Y eso se nota en la película, porque pese a que pretende distanciarse de los clichés de género de la mayoría de producciones norteamericanas, en muchas ocasiones el film no sabe muy bien a que refugiarse, y se desploma sin saber muy bien a que referentes atenerse. Nos miran es una película de Terror, pero no se parece en nada a muchas otras producciones que comparten la misma etiqueta. De hecho una de las señas de identidad del film es que pretende diferenciarse de muchas otras películas del género. No esperen una cinta llena de litros de hemoglobina o continuos cortes que pretenden asustar al espectador con continuas subidas y bajadas de volumen, la película tira más por una intriga sobrenatural, que se capta con el resumen de la obra.

En pocas palabras, Carmelo Gómez es un padre de familia que tuvo algunos contactos con entidades del más allá durante su infancia, y que debido a un caso que retoma en su madurez (es policía) vuelve a someterse a sus fantasmas del pasado. La película pues, se aleja de slashers y películas del estilo para recrearse en un suspense que en algunos momentos y salvando las distancias nos recuerda al cine de Shyamalan o Los otros (rodada un año antes) películas que pese a que tienen temáticas en las que aparecen elementos sobrenaturales, no dejan nunca de banda el tratamiento de sus personajes. Por este motivo, la película consigue en parte ganarse al espectador, y es que la relación familiar que se establece entre el personaje interpretado por Carmelo Gómez y su pareja interpretada por Margarita Lozano demuestra un intimismo poco habitual en este tipo de películas. Un gran reparto de actores que consigue crear un intenso drama familiar en la que se puede degustar muchas veces como un complemento perfecto a la trama principal (las dos se alimentan una de otra, de tal manera que la locura a la que va llegando Carmelo Gómez se refleja en sus relaciones personales de una manera notable). La sensibilidad con la que Amado rueda estas escenas (en gran parte también a la increíble banda sonora que nos ofrece la combinación de Bíngen Mendízabal y Borja Ramos) hacen que el espectador sienta gran pasión por sus personajes, y en este sentido la última escena de la película es una gran manera de mostrarnos un final alternativo en este tipo de historias, que rompen con muchos esquemas hechos de antemano.

El problema de la película viene por el ya citado problema de referentes. Nos miran intenta realizar una visión de cero a un tema poco tratado en el cine español. Es cierto que lo que conocemos de mala manera como fantaterror es un claro síntoma de que en los años anteriores a este film se realizaron gran cantidad de películas de fantasmas (algunas con grandes resultados) pero no es este el tono que Amado requiere para la película, y por eso deja de banda estas películas. Y por este mismo motivo, la película tiene unas buenas cartas pero nunca sabe cuándo es el tiempo de mostrarlas. Sí el pastel se descubre de manera apresurada (podría haberse estirado más la traca) el director no sabe muy bien cómo acabar cerrando la historia. Si quitamos el emotivo y sentimental final, el último tercio de la película se mueve entre ideas vagas y que demuestran una falta de atención demasiado severa.

La ambientación del film es correcta, y pese a que no se contaba con un presupuesto excesivo se dan algunos detalles muy interesantes. Es cierto que algunos elementos iconográficos están cogidos por las pinzas (como el contacto con el antiguo librero y las supuestas láminas de Atanasius Kirchner) pero hay algún destello de brillantez al conseguir una ubicación principal que consigue atemorizar e imponer respeto (la casa de nuestros protagonistas), así como algún juego clásico de espejos (del ahora te veo y ahora no) que funcionan de manera adecuada.

http://neokunst.wordpress.com/2013/10/04/nos-miran-2002/