Mira que he visto películas de James Cagney, ufffff, muchas no, muchísimas, un actor que se posicionó y triunfó de sobra en el género de acción, ejerciendo de gángster. Y le fue muy bien, en los años 30, llegaba a ganar 400$ a la semana, saquen cálculos y alucinen.

Con Ángeles con caras sucias Michael Curtiz consigue varias cosas que paso a enumerar, lo primero reunir un elenco de actores de renombre, James Cagney, Pat O´Brien y Humphrey Bogart, curiosamente, todos nacieron el mismo año, 1899, con lo cual sólo los separaban meses. Traer un argumento muy interesante, el bien y el mal siempre serán cuestiones a tener en cuenta y aquí se ejemplifica en dos muchachos que son amigos desde niño, pero que toman caminos "muy diferentes" en su vida, Rocky opta por la delincuencia y James por ser sacerdote. Pero lo más que me gusta es el poder vislumbrar que aunque no lo parezca, la conducta de uno, siempre es observada por otros, con lo cual, tiene consecuencias en otras personas lo que hagamos o dejemos de hacer y mucho más si son jóvenes.

Las actuaciones han estado geniales, tanto Cagney como O´Brien transmiten perfectamente lo que necesitan sus personajes, uno dureza, odio, ego, mientras que el otro, tranquilidad, calma, paciencia y determinación. Bogart no tiene los minutos en pantalla que me habría gustado verle.

Sigue sin convencerme nada la pésima coreografía en los disparos y la ausencia de sangre.

A través de la historia iremos viendo esas vidas paralelas entre ambos amigos y como repercuten en una serie de chavales sin familia que viven en la calle y cuyo propósito en la vida es vivir al margen de la ley y tener a Rocky Sullivan como ídolo y ejemplo a seguir, mientras que James los intenta llevar por el camino correcto.

Como la mayoría de éstas películas, el mensaje que quieren transmitir se menciona casi al final de la cinta y esa parte prefiero que la vean ustedes, sin adelantar absolutamente nada.