Para los que no vivimos esa mancha oscura en la historia de nuestro querido país, donde hermanos peleaban en bandos contrarios por...motivos políticos. La trinchera infinita nos traslada de forma dura y cruel a esa época y especialmente se centrará en la vida de Higinio, quien recién casado contempla con pavor el estallido de la guerra civil. Con la ayuda de su mujer tratará de sobrevivir en dicha situación.

Comienzo mencionando la localización para hacer la película, donde el polvo de la tierra que pisan en la calle, la cal caída en las paredes y el sufrimiento reflejado en los rostros de los distintos personajes, transportan al espectador a esos años y vive de primera mano todo el sufrimiento. La puesta en escena, la ambientación y el vestuario es idéntico al de antaño, pleno acierto también al equipo de caracterización, con el maquillaje de algunos protagonistas con el paso del tiempo reflejado en los espejos.

El reparto es increíble, de Antonio De la Torre ya he agotado los adjetivos, es el protagonista principal y es complicado llenar tantos minutos de metraje cuando eres el único que aparece en escena. Me ha encantado Belén Cuesta en un papel más dramático del que ejerce habitualmente más inclinada hacia la comedia. Y mención muy especial a Vicente Vergara, que nos hace odiar con fuerzas a un personaje con los minutos muy limitados.

Hay escenas perfectamente rodadas y ambientadas, no se pierdan el arresto de Higinio y la persecución de la guardia civil escopeta al hombro corriendo por las calles, cámara al hombro para hacer todo más real aunque el resultado no quede del todo bien. La tensión es constante en el transcurso de la historia, en especial cuando alguien entra en la casa.


A pesar de que se excede en minutos, es de lo mejor que he visto sobre el tema junto con Los girasoles ciegos.