Las películas bélicas me encantan, es algo que me engancha al sofá de manera incomprensible. Porque no me gusta la guerra y mucho menos la violencia. Será que nunca me pongo en el pellejo de los protagonistas y lo disfruto como una creación del séptimo arte. Pero siempre te encuentras con alguna historia que te roza la vena más sensible, una historia que te cala, que te llega hasta lo más hondo de tu ser y que te hace ver las cosas de forma diferente.

A esa conclusión llegó mucho tiempo antes que yo el señor Eastwood, el cual de forma inteligente y muy original, rodó 2 películas en el mismo año, tratando el mismo tema, pero enfocadas desde puntos de vista diferentes. Por un lado BANDERAS DE NUESTROS PADRES, que relata la batalla de Iwo Jima desde el lado americano. Y CARTAS DESDE IWO JIMA, que lo hace bajo el punto de vista japonés. La verdad es que desconozco por completo si hay mucho de invensión en esta peli o por el contrario se adapta a la verdera historia de forma leal. Vuelvo y recalco, lo desconozco. Por lo cual mi crítica se basa en mis interpretaciones, que no tienen nada que ver con lo que ha querido plasmar el director en su film.

A mí me ha parecido una gran historia, con unos personajes muy cercanos a cada uno de nosotros, sus viviencias, sus preocupaciones, sus miedos y sus esperanzas. La verdad es que hay que agradecer a Eastwood que se centrara en mostrarnos el punto de vista de los japoneses durante el conflicto y que no abusara tanto de la parte bélica. Me ha sorprendido mucho ver a soldados japoneses en contra de sus mandos, cuestionando los ideales por los cuales estaban allí, peleando contra el ejército americano. Yo siempre he tenido una imagen del ciudadano nipón, como alguien muy disciplinado, el cual ha sido educado para obedecer y no para cuestionar. Sin embargo, en el film vemos a uno de los protagonistas como desde el principio se queja de estar cavando trincheras por una estúpida guerra, incluso llega a decir que si fuese por él, le regalaría la isla a los americanos. Otros son capaces de rendirse por miedo a perder sus vidas. Algo insólito en un japonés. Los americanos acuden en su mayoría a luchar por obligación, y reconocen su miedo a morir en la batalla. En cambio el soldado japonés, a lo único que teme es a perder su honor en la batalla, como por ejemplo siendo capturado por el enemigo. Los suicidios son constantes a lo largo del film, cosa inimaginable en el bando americano.

Me sorprendió notablemente el hecho de que cuando capturaron al soldado americano y este muere, le encontraran una carta de su madre y al leerla, muchos cambiaron su punto de vista hacia los estadounidenses. ¡¡¡ Qué difícil es a veces entender que todos somos iguales !!!
Y por otra parte, la cobardía de dos soldados yankees asesinando a dos presos japoneses a sangre fría. La guerra es una cosa, el asesinato gratuito...otra muy distinta.