La saga de los X-Men colaboró en gran medida a madurar el subgénero de los superhéroes, sobre todo con las primeras dos películas que dirigió Bryan Singer, las primeras en que este tipo de personajes fueron abordados con cierta y profunda complejidad, ahora llega lo que se supone es el cierre de la saga, a cargo de Simon Kinberg, experimentado guionista en su debut en el largometraje.

La historia de esta entrega se centra en Jean Grey (Sophie Turner), primero en un prólogo que se ubica en los años 70 siendo apenas una niña donde en un accidente de carretera pierde a sus padres y posteriormente es reclutada y rescatada por el profesor Charles Xavier (James McAvoy).

Ya en la década de los 90, los X-Men son requeridos por la NASA para auxiliar a una tripulación que ha quedado inexplicablemente atrapada en el espacio, el rescate se realiza con éxito, pero en ello una fulguración solar cae sobre Jean Grey, la excesiva radiación recibida aumenta exponencialmente sus poderes convirtiéndola en el ser más poderoso sobre la Tierra, una fuerza descomunal que Jean deberá aprender a controlar.

La película que pone cierre a las aventuras de los mutantes ha tenido un accidentado recorrido desde su filmación, incluyendo un par de postergaciones en su fecha de estreno y severas modificaciones que involucran retomas y cambios drásticos que sin duda han tenido su efecto negativo en el resultado final del filme.

Pese a ello, Kinberg consigue dar un digno cierre a la saga con una película que funciona en varios aspectos, si bien está lejos de la profundidad alcanzada en ‘X-Men 2’, tampoco es el desastre que se preveía antes de su estreno, manteniendo algunos temas recurrentes a lo largo de las diferentes películas que integran la saga, como la integración de los “mutantes” al resto del mundo, así como manteniendo la complejidad propia de estos personajes, en este caso con mayor énfasis en el de Jean Grey, siendo la segunda vez que la historia de Dark Phoenix es abordada por la saga, tal como sucedió en ‘X.Men: The Last Stand’, escrita también por Kinberg.

La película resiente algunos de los abruptos cambios decididos en su corte final, sin embargo, se las arregla para ser un entretenido espectáculo, con atractivas secuencias de acción que dan forma a una película que cierra de manera efectiva, aunque no de manera sobresaliente, una saga que ya empezaba a mostrar señales de agotamiento.

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