Epítome del Cine de Aventuras, del Western y del Biopic exagerado y en cierto modo falseado. Realmente esto último importa bien poco, pues cuando eres niño en los años 70, aun sin existir democracia y Constitución en España, y presencias este gigantesco espectáculo en una Sesión de Tarde televisiva, tu vida ya no es como antes.
Así fue, con mis abuelos, quienes habían asistido al estreno de esta película en Cine, la vi en aquel maravilloso programa, que era Sesión de Tarde, donde se proyectaban clásicos del Cine como este, en el Primer Canal de RTVE.
Dejando de lado la parafernalia en favor de la imagen de George Armstrong Custer, y del maltrato a las tribus indias, debe contemplarse este filme como un magnífico ejercicio de estilo cinematográfico.
Grandes batallas, movimiento de extras e interpretaciones inolvidables hacen de esta película una de las más grandes de la historia.
Bien poco me importa a mí la oscura y tenebrosa vida personal de Errol Flynn, si el espectáculo que me ofrece el gran Raoul Walsh es uno de los más grandes que se han rodado en el cine de los años Cuarenta.
Música que no se puede olvidar, con la maravillosa partitura de Gerry Owen, representa, como ya dije, el epítome del Western y la Aventura.