Elsa Paraky logra algo muy difícil aquí, si con su obra “Serpientes en el avión” ya conseguía una mezcla bastante perfecta entre comedia involuntaria y una película realmente épica pero por lo mala que es, aquí apuesta fuerte, consigue el papel protagonista y supera ese nivel, lo que no era nada fácil.

Absolutamente todo en ese film es desastroso, el guion, la dirección, y cada detalle que lo forman. Sobre la historia, es como algo que a principios de los 80s habría descartado el mismísimo Chuck Norris, pero por pasada de vueltas y poco creíble.

Sin embargo, es tan extrema que puede hacer las delicias para aquellos que sepan disfrutar de ella, los que se deleiten con cada frase lapidaria, acto imposible, giro absurdo, porque puede aportar muchas risas y mucho gozo, no a propósito por supuesto.

Y es que lo que logra aquí la nueva megaheroina del milenio realmente tiene otro nivel, bastante difícil de clasificar, con algún cameo que da mucha vergüenza ajena, y un conjunto tan absurdo que ataca directamente al cerebro si osas pensar.