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España España · ALCALÁ DE HENARES
Voto de Inaki Lancelot:
6
Drama Isa, una atracadora, adusta y generosa, es incapaz de adaptarse a la vida fuera de la cárcel y lejos de su grupo de amigas: Dolores es una gitana rubia que ha matado al marido; Rosa, una frágil y tierna prostituta; Ajo, una chica enamorada de Pilar que vivirá su amor hasta el límite de lo soportable; Luisa es una cándida colombiana sorprendida por un ambiente que no comprende. La llegada de Mar, una funcionaria de prisiones que no se ... [+]
30 de enero de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sociedad del bienestar nos asegura la atención médica, una formación reglada y unos mínimos económicos. Y, sin embargo, no resuelve todos los problemas. Y, sin embargo, siguen existiendo prisiones. “El patio de mi cárcel” supone la aportación a tan interesante temática de Belén Macías, debutante en la dirección con el apoyo de “El deseo”, la productora de los hermanos Almodóvar.

El punto de vista de este drama carcelario femenino es genuinamente español. Como en aquel “Entre rojas” donde se encontraban unas incipientes Blanca Portillo y Penélope Cruz, la directora profundiza en los sentimientos de las presas, decidida a entender sus razones. Su propuesta nada tiene que ver con la querencia del cine estadounidense por la acción, en el que cárcel es sinónimo de lucha por la evasión.

La trama está situada en la España de los 80’, años del SIDA y la heroína. El grupo de mujeres nos es presentado sin edulcorantes. Son gitanas, prostitutas, drogadictas, atracadoras e incluso asesinas cuya integración social se muestra prácticamente imposible, que festejan su continuado regreso a prisión y lloran cuando salen libres. Mientras, dentro, las navajas actúan libremente.

En el transcurso del metraje, la cámara les va tomando cariño. Descubre cómo en una isla desierta una de ellas limpiaría porque nunca tuvo otra expectativa y parece clamar para que alguien en esta sociedad del bienestar les eche una mano.

Esa finalidad tienen las actividades complementarias del penal. Un grupo de teatro puede ser la oportunidad de sentir la propia valía, de interaccionar sin conflicto, de representar en un presidio de hombres y de competir en igualdad de condiciones con otros grupos que no estén formados por reclusas. Es en este momento, cuando presenciaremos los prejuicios de que serán objeto y, aún más importante, lo difícil que pueden llegar a ponérselo los compañeros a aquel funcionario que se salga de la horma.

Belén Macías da voz finalmente a sus personajes culminando con una lista de reivindicaciones en pos de la mejora de las condiciones carcelarias. La serie es realmente veraz y efectiva y provoca el sonrojo de los que formamos esta sociedad y permitimos el estado denunciado.

A la eficacia de la denuncia contribuyen las actuaciones de Ana Wagener, Natalia Mateo y Verónica Echegui. Sin embargo, a partir de cierto momento, el guión se deja llevar por el entusiasmo. Entonces, todas las protagonistas, incluso la directora del centro, se tornan excesivamente buenas, abocando al público a ser mera hinchada del grupo, lo que limita el buen resultado final.

“El patio de mi cárcel” nos muestra uno de los márgenes de nuestra competitiva sociedad. Por ello recibió justamente el premio a la Solidaridad dentro del Festival de San Sebastián 2008. Ayuda a que seamos más sabios, más tolerantes, más solidarios.
Inaki Lancelot
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