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España España · madrid
Voto de pich:
2
Thriller. Acción. Romance Micky y Mallory, una pareja poco convencional de jovenes amantes, sienten que han nacido para matar: son dos despiadados criminales que tienen atemorizada a la población. El presentador de un programa sensacionalista decide aprovechar la fascinación que su personalidad ejerce sobre el público para convertir a los asesinos en héroes televisivos. (FILMAFFINITY)
27 de marzo de 2009
14 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me resulta complicado analizar una película de Oliver Stone sin dejerme llevar por mi profunda animadversión hacia su obra. Más complicado me resulta hacerlo de una cinta que lleva el nombre de Quentin Tarantino en sus créditos -aunque en realidad él mismo pidió no salir como guionista, ya que repudió la película-.

Oliver Stone siempre se ha considerado a si mismo como una mente preclara del mundo del cine. Se inició, no sin éxito, escribiendo el guión de películas como El Expreso de media noche de Alan Parker o la grandísima Scarface de Brian De Palma. Más adelante, se introdujo en la dirección con cintas de cierta factura técnica como Platoon, Wall Street o Nacido el 4 de julio. Pero no más. Stone decide liarse la manta a la cabeza y envolverse con el halo, alimentado por él mismo, que le rodea y se autoinmola cinematográficamente con títulos realmente prescindibles para la historia del cine como la biografía de Jim Morrison.

Este giro en su carrera cinematográfica hacia el biopic se completa con un par de correctas cintas acerca de los presindetes Kennedy y Nixon y prosigue, sin rumbo, hacia la Cuba Castrista. Allí dirige un par de documentales biográficos sobre el "gran" Fidel y protagoniza escenas dantescas -por lo repulsivo- y ligeramente circenses -por lo patético- con el propio Castro y un "gordo yonki" llamado Diego Armando Maradona.

Más tarde, decide regalarnos una joya: Alexander. Otro biopic. Quizá inspirado por la "grandeza" de Castro, Stone decide trasladarse a otra época y otro lugar y centrar su nuevo filme en una personalidad sólo comparable a la del Comandante, Alejandro Magno. Sin mayor comentario.

Parece que el lema de Stone es: "nunca es tarde para hacer un biopic" y con Bush junior ni siquiera esperó a que se pudriese en su rancho de Texas para hacer: W. Oportunismo, quizá, yo me decanto por la teoría de que ya no le quedaban personajes de quien hacer una película.

Pero lo que realmente, en mi opinión, encumbra a Stone al Olimpo de los directores mediocres es Natural Born Killers. He tratado de enfocar esta crítica hacia lo que considero una muy mala película, que se "opone" a la violencia gratuita haciendo apología de ella. Una cinta que abusa de planos pseudoexperimentales que lo único que produce en el espectador, unido al festival de carne y sangre, es un número ingente de arcadas. A cómo se puede conseguir que el propio Tarantino rechace la película -hasta el punto de desvincularse por completo de ella-. Lo he intentado, pero no puedo.

Muchos se preguntan: ¿Y qué habría sido de Natural Born Killers si la hubiese dirigido el propio Tarantino?, yo más bien me pregunto: ¿y si en vez de Natural Born Killers, Stone hubiese dirigido Pulp Fiction o Reservoir Dogs?

Me entran sudores frios...
pich
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