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Voto de Nick Churris:
6
Drama. Comedia. Intriga Estado de Nueva York, años setenta. Irving Rosenfeld (Christian Bale), un brillante estafador, y su inteligente y seductora compañera Sydney Prosser (Amy Adams) se ven obligados a trabajar para un tempestuoso agente del FBI, Richie DiMaso (Bradley Cooper), que sin querer los arrastra al peligroso mundo de la política y la mafia de Nueva Jersey. (FILMAFFINITY)
7 de febrero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo siento por los sesudos críticos. Pero a mi David o. Rusell me gusta como director. Y me gustan sus pelis. Y me gustó y tiene un especial sentido para mí “El lado bueno de las cosas”, con un guión casi perfecto y una música de final comparable a la de los créditos de Novecento de Bertolucci.
La gran estafa es una estafa, pero consciente, ergo, es un timo dentro de un timo. Se repite a lo largo de la película, engaña sin engañar y su leif motiv es “la gente cree lo que quiere creer”. Ni trampa ni cartón. ¿ O toda la trampa y todo el cartón?
Es una película que hay que ver aunque solo sea por dos aspectos irrenunciables. El chute musical (recomiendo que la veáis en una de esas salas especiales de sonido especial aunque sea más cara) y por la escena de Lawrence fregoteando con ansia mientras suena atronadora Live and let die de Sir Maca…
No voy a teorizar sobre la palabra Hustle, pero la traducción es para tontos. Sería mejor decir que el desarrollo argumental es una especie de Mar brava en una tacita temporal... El guión tiene sus fallos, pero el iter argumental y visual me daba la sensación de que centraba al mismo Scorsese (acepto los abucheos y soflamas de los bien pensantes ortodoxos).
Que es un compendio de fuegos artificiales? Por supuesto. Pero la pirotecnia a veces, solo a veces, o una vez, termina por reinventarse en una ola de sentimientos. Pero hay que fijarse amiguitos. En una escena crucial cuando el impagable alcalde les está enseñando la bóveda del salón principal dice que su hijo la ha pintado como trampantojo, y todos miran. ¿Nos miran? ¿Nos mira el director? Miramos nosotros el engaño
Con un ritmo más redondo, un guión un poco mejor y sin Cooper, igual podría acercarse a una especie de ensayo comediante de la maravillosa “Sospechosos habituales “en modestico. Desde luego la escena citada podría ponerse al lado de espaceí empezando a dejar la cojera al final de sospechosos.
Y no nos engañemos amiguitos. Lo del empiece es cierto. Eso ocurrió. Sobre el particular yo trabajé en la difusión de Las Técnicas de toma de decisiones en las Políticas Públicas, y sabíamos que en los U.S.A. las licitaciones estaban manejadas por la Mafia en muchos Estados. Y es más esta película nos habría venido de miedo para ilustrar el entramado político-administrativo. Y no digamos nada en New-Jersey. Y todo en plan comedia. Que le falta un poco de canalleo, y que la intensidad musical no se corresponde con la dramática. Vale, pero no está el horno para bollos en lo del cine de calidad precisamente.
He dicho que la banda sonora es estupenda. Pues los actores quitando a Cooper, enormes, Bale (que composición, que manera de mirar y ponerse el peluquín), Adams recreando a una pelirroja de voz oscura e hiperdeseable, un puntico putón y resuelta. Y esa Lawrence que nos enamoró en “las cosas buenas de la vida”, de Ama de casa adicta a los libros de autoayuda (¿Hay un empeño especial en las cintas norteamericanas de poner en solfa el sector de la autoayuda?), Señora de bien que opta por el confort y la riqueza, pero que se come la pantalla y a cualquiera, incluido al gansteril y guapo director de casino que cuando la ve acercarse se queda turbado en su taburete “pensando si esta tía me la…. Dejo a mi mujer”. Nadie explota como ella ese espacio indeleble entre la Seño y la lolita entrada en cortesanas arrobas. Bale, que decir, casi perfecto incluso en su macarrez. Renner, la mujer, los secundarios. Y De Niro, un gánster que mete miedo de verdad. La escena en la mesa, es terrorífica, si no fuera porque Robert se auto parodia. Y la salida del falso Jeque…. Que decir.
Todos sabemos que esta peli habla de otra época, pero se refiere a esta. Toda esta gentuza está entre nosotros, hablamos, comerciamos e intimamos con ellos. Una buena historia para esta época de tribulaciones. Si pasamos por delante de las consideraciones éticas, que la película pareciera desdeñar, nos preguntaremos. ¿Aceptar la situación? Cual, corazón, porque la mía no es la otra que me quieren imponer. Uno quiere resistir a pesar de los tiempos y de las expulsiones fuera del paraíso. Quedándonos al socaire de nuevas formas de vivir las emociones. De la sal de la vida, siquiera de la sal del Mar. A pesar de este tiempo que recuerda a Shakespeare en El rey Lear: “Y ahora Dioses; ¡Asistid a los bastardos!”
Nick Churris
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