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España España · bilbo
Voto de gaz:
9
Drama Manu, Roland, Jo y Vosselin comparten celda en la prisión francesa de La Santé. Los cuatro han pensado un elaborado método para escapar de la prisión, pero cuando están a punto de ejecutarlo, les asignan un nuevo compañero de celda, al que no saben si comunicarle o no sus planes. (FILMAFFINITY)
11 de febrero de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Es posible que durante toda una película estés esperando expectante a que unos presos que pueden haber matado a sangre fría se escapen de la cárcel y queden inmunes? Sí, lo es. Esto es precisamente lo que consigue Jacques Becker con “La evasión”.

Todo en la película está compuesto para que el espectador se meta de lleno en la huida. No sabemos nada de los personajes, aparte de que son cuatro más uno y que están encerrados (cuatro de ellos son una piña, el quinto es el nuevo y es del que más información tenemos). La escapada empieza desde muy al principio, y además está filmada con todo detalle (cuando empiezan a hacer el agujero en la habitación vemos un plano de unos 4 minutos de duración en el que van cambiándose entre ellos para golpear y vigilar).

Por todos estos detalles, Becker consigue que el espectador se meta en la huida, se sienta parte de ella, y solo desee que los presos consigan escapar. Igualmente hace que nos sintamos furiosos cuando el quinto preso se chiva y de esa manera rompe la ilusión que los personajes y nosotros, los espectadores, nos habíamos creado.

El quinto preso, Gaspard, se hace odiar al final de la película, igual que anteriormente llega a dar lástima. Lástima porque claramente no llega a integrarse en el grupo de presos (ya que llega el último a la celda), y porque es el único que parece verse obligado a contar el porqué de su encarcelamiento. Puede que estas razones (aparte de que el director le diga que la denuncia contra él ha sido retirada y saldrá pronto), sean las causantes del chivatazo, pero de todas maneras su actitud no se ve justificada ni por sus compañeros (que aunque sin verle como a uno de ellos han confiado en él), ni tampoco por los espectadores, tan metidos en “La evasión”.

Jacques Becker consigue con esta obra maestra que los espectadores se sientan también a punto de escapar, sienten el esfuerzo de los presos, el cansancio de los presos, y por supuesto, la desilusión de los presos al sentirse traicionados.
gaz
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