Los clásicos son revisitados una y otra vez por el cine. Supone un reto adaptar una historia a la pantalla que ha sido vista ya de casi todas las maneras. ¿Qué hacer? ¿Intentar ser más fieles al texto? ¿Elegir grandes estrellas del celuloide que hagan de reclamo? ¿Presentarlo como un musical? ¿Deconstruir la historia en plan nueva cocina? Voy al cine con un poco de prevención. Desde luego espero gran derroche de vestuario y ambientración y no me equivoco. Luego, me temo algo bastante pastelero, muy de novela rosa con tintes dramáticos. Y ahí, quedo gratamente sorprendido, porque la película se resuelve a base de un envoltorio teatral que aporta su aquel de originalidad y queda suficientemente justificado por una historia que trata fundamentalmente de mirar y ser mirado. Quizás "canten" a veces algunas coreografías, como la de los chupatintas moviendo papeles al unìsono, pero el sistema funciona y resulta en ocasiones sugerente. Los personajes no tienen la misma profundidad que en la novela, claro, pero eso ya se da por descontado. Producto pues eminentemente visual que no aburre (a mí al menos) a pesar de que sepamos el final desde la primera escena. (No lo digo, no lo digo, que igual alguien no ha leído a Lev Tolstoy)