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Ciencia ficción. Comedia. Drama. Intriga
Joanna Eberhart (Kidman) y su marido (Broderick), buscando una vida perfecta, se mudan al acomodado barrio de Stepford (Connecticut). A Joanna le intriga tanto que todas las esposas sean tan complacientes con sus maridos que, con la ayuda de una vecina bastante anticonvencional (Bette Midler), empezará a hacer indagaciones. (FILMAFFINITY)
1 de mayo de 2013
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde luego no es una gran película. La idea sí que es atractiva (por favor, mantengamos el misterio y no digamos que pasa en este pueblo. Si queréis contarlo colocadlo en el SPOILER. Muchas gracias) pero el desarrollo no lo es tanto. No es muy divertida, ni ingeniosa pese a las posibilidades que había, sino plana y por momentos, algo tonta. No obstante, el mérito de "Las mujeres perfectas" reside en plasmar de forma tan cruda la divergencia entre sexos, las aspiraciones, deseos y frustraciones de cada cual. Es un trabajo que puede generar debate sobre los roles de género, motivo por el que merece ser vista. Porque el mensaje no deja de ser complejo y con numeroso matices. La película no trata de decirnos sólamente que las mujeres no son objetos de los maridos sino de por qué el hombre supuestamente desea ese tipo de mujer y por qué ellas mismas aceptan el rol femenino que ellos han diseñado.
Dicho esto estas mujeres perfectas no lo son para nada. Son más bien estúpidas y su posición, humillante, servil y degradante. Es muy triste que un hombre puede desear que su pareja sea así. Sin embargo, es evidente que existe cierto malestar por el proceso de masculinización que han emprendido las mujeres en las últimas décadas, me temo que en ambos sexos. En un momento dado Claire (Glenn Close) se queja del "mucho estrés, compromisos y poco amor" de la mujer moderna. Frank Oz no hace un análisis muy complejo de esto, incluso la solución, bañada de progresía, que da es sumamente simple: "hay que educar al hombre". En cambio yo como soy muy reaccionario os digo que la feminidad no es la perfección sino "suavidad, delicadeza, ternura" según mi diccionario de sinónimos, o bien, ser infantil, cosa que viene a ser lo mismo. El resto casi viene de añadido (SPOILER en el que no desvelo nada).
Dicho esto estas mujeres perfectas no lo son para nada. Son más bien estúpidas y su posición, humillante, servil y degradante. Es muy triste que un hombre puede desear que su pareja sea así. Sin embargo, es evidente que existe cierto malestar por el proceso de masculinización que han emprendido las mujeres en las últimas décadas, me temo que en ambos sexos. En un momento dado Claire (Glenn Close) se queja del "mucho estrés, compromisos y poco amor" de la mujer moderna. Frank Oz no hace un análisis muy complejo de esto, incluso la solución, bañada de progresía, que da es sumamente simple: "hay que educar al hombre". En cambio yo como soy muy reaccionario os digo que la feminidad no es la perfección sino "suavidad, delicadeza, ternura" según mi diccionario de sinónimos, o bien, ser infantil, cosa que viene a ser lo mismo. El resto casi viene de añadido (SPOILER en el que no desvelo nada).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En realidad esto pasa porque estamos obsesionados por el valor "trabajo" que comparten el capitalismo y el comunismo. Según estas doctrinas, el que no trabaja (entiéndase que fuera del hogar, ganando dinero) no es nada motivo por el cual la mujer se encuentra prácticamente fuera del sistema. La que se queda en casa es una sierva del que trabaja, el marido . En cambio, en la mentalidad antigua, el trabajo era una cosa baja y el ideal de toda persona era vivir sin trabajar, como los nobles. Bajo este prisma, la mujer que se queda en casa no es una sierva sino una noble. Era al revés, no sólo no servía al hombre sino que era él el que la tenía que servir. Fijaos que todavía hoy muchos hombres dicen "mi señora" o "señora de" para referirse a la mujer de uno, palabras que indicaban la prevalencia de la mujer. En cambio, hace muchos siglos que no se dice "mi señor".
Evidentemente el rol tradicional al que lógicamente me abono incide en que la mujer se quede en casa pero lo fundamental no es esto sino el valor que se le otorgue. Que se quede en casa no es para tenerla de objeto o para mandarla como si fuera una criada, cosa que hacen los de este pueblo, sino para hacer cumplir la idea de nobleza que la mujer representa y que enlaza con el concepto de feminidad infantil que se le presupone. Claro que esto sólo se encuentra en el tradicionalismo o el pensamiento reaccionario. Quien vaya de progre o liberal y hasta conservador pues no lo entenderá o compartirá
Por cierto, uno de los ejemplos más arrebatadores de feminidad infantil es Cher Horowitz de “Fuera de Onda” (1995). Pero, ¿es como estas mujeres? Rotundamente no.
Evidentemente el rol tradicional al que lógicamente me abono incide en que la mujer se quede en casa pero lo fundamental no es esto sino el valor que se le otorgue. Que se quede en casa no es para tenerla de objeto o para mandarla como si fuera una criada, cosa que hacen los de este pueblo, sino para hacer cumplir la idea de nobleza que la mujer representa y que enlaza con el concepto de feminidad infantil que se le presupone. Claro que esto sólo se encuentra en el tradicionalismo o el pensamiento reaccionario. Quien vaya de progre o liberal y hasta conservador pues no lo entenderá o compartirá
Por cierto, uno de los ejemplos más arrebatadores de feminidad infantil es Cher Horowitz de “Fuera de Onda” (1995). Pero, ¿es como estas mujeres? Rotundamente no.