No exagero si digo que "Jerry Maguire", empezando por el título y la portada, concede un protagonismo excesivo a Tom Cruise y su personaje hasta el punto de girar prácticamente toda la cinta sobre si mismo. Es cierto que los demás personajes aportan algo pero no cabe duda que Jerry Maguire, sus éxitos y fracasos, sus dudadas y descubrimientos, se llevan la palma. Pues pese a eso, su personaje se nos escapa. En un momento de la película Renée Zellweger le dice que a menudo no sabe lo que le pasa por la cabeza. Estamos contigo, Renée, nosotros tampoco lo sabemos. Jerry habla mucho, gesticula, reflexiona pero me parece que el personaje no está bien perfilado. Por eso su comportamiento da bandazos, su ensimismamiento nos desconcierta y en general, no lo comprendemos.

Otro error de "Jerry Maguire" está en que, cosa habitual, el director quiere meter demasiadas cosas en el guión. De este modo, una trama estorba a la otra con el resultado final que su evolución como agente deportivo queda muy en segundo plano (y qué decir de su memorándum guardado en un cajón esperando tiempos mejores), su relación con Renée me parece forzada y con una evolución, a parte de muy poco romántica, atípica y hasta rara. Y su amistad con Cuba Gooding Jr. se ve muy mediatizada por la forzosa dependencia que Jerry tiene del jugador por lo que no podemos saber si en otras circunstancias de mayor éxito de Jerry las cosas serían igual.

Entre una cosa y otra, lo largo del metraje (136 minutos), lo extenso de la historia, un ritmo un tanto lento, la poca emoción del relato o todo el desenlace final, en exceso fácil, la película te se hace aburrida por momentos. Aunque bueno, no todo es malo en "Jerry Maguire". Para las chicas, Tom Cruise sigue estando de buen ver y para nosotros, Renée Zellweger, que nunca me ha parecido tan guapa como en esta película. Más cosas buenas: el niño es una delicia. Cada vez que sale te enternece. Y la familia de Cuba y el mismo Cuba es un puntazo de personaje, un tanto chalado, pero divertido a fin de cuentas.