Como los trabajos cinematográficos de Mike Myers en general y la saga "Austin Powers" en particular son deplorables, podemos directamente saltar sin problemas de la primera de 1997 a esta tercera del 2002 y de momento última, pese a los rumores, que es lo que hice yo. El motivo para pasar de la que supuestamente sería la mejor, consiguió además entrar en el top ten de las más taquilleras del mundo, es decir la segunda, de 1999, mientras que ésta se quedó en el trece, si bien en los Estados Unidos funcionó mucho mejor al alcanzar el puesto siete, es que en "Miembro de Oro" aparecía Beyoncé Knowles, lo que para mí es motivo suficiente para al menos echarle un vistazo. La conclusión sobre ella, me refiero a la película, no a la famosa cantante, es que es tan mala, tan mala, tan mala que consigue que te rías, lo cual no pasa habitualmente en estos casos sino todo lo contrario.

Para ser sinceros Jay Roach y el propio Mike Myers han desaprovechado una franquicia que podría haber estado muy bien, porque el género de espionaje a lo 007 invita a una parodia total. De hecho, cuando se ciñen a este recurso, que es una o dos veces por entrega, te arranca la carcajada. A mi lo que más gracia me ha hecho es lo del esbirro moviendo la ruedecita al azar pero he de confesar que, aunque la mayor parte del metraje la ocupan símiles sexuales o escatológicos groseros, juegos de palabra sin gracia o un trato hacia las mujeres tirando a ofensivo, de vez en cuando aparecen secuencias con las que te hechas unas risas como la entrevista con el japonés o el control médico. Dicho esto, Beyoncé, que está gordita y con veinte añitos, está rica, rica, encima con ese look inspirado en los 70 pero más sexy. El mejor, el traje amarillo con las botazas altas verdes.