Armado con ballestas, rifles de caza y otras armas antiguas (para honrar la sensación de decoro, la familia solo caza con armas que su patriarca habría manejado), el clan Le Domas acecha los pasillos. Las sirvientas pobres se ven atrapadas en el fuego cruzado y son arrojadas a un lado como bajas inevitables, lo que ayuda a aumentar la carnicería de la película. Una vez que el público se da cuenta de lo que está haciendo el clan Le Domas, la película se despliega como un emocionante viaje lleno de suspenso y estallidos sangrientos.