Una película insólita en la filmografía de Roger Corman, en la que por regla general cultiva géneros más comerciales que este que nos ocupa, un film de denuncia, sobre el racismo que existía en el sur de EE.UU, Con un convincente William Shatner, que interpreta a un tipo cínico, manipulador y torticero, que quiere sacar partido del malestar social que genera el fin de la segregación racial en los colegios, también la valentía del periodista que se atreve a criticar la situación cuando lo fácil es seguir la corriente a la mayoría. Muy entretenida, muy bien rodada en escenarios naturales, los secundarios del pueblo, son muy auténticos, nada de guaperas de cartón piedra. Una duración ajustada en la que siempre se palpa la tensión y sin tiempos muertos, por cierto, también destacar la dignidad y valor del chico negro, una grata sorpresa en la amplia filmografía del señor Corman. Ahora en estos tiempos filmar una película como esta no requiere el valor y el compromiso que se requirió en la época que se hizo.