A los más escépticos y no católicos les saturará la invasión católica que tiene la película de fondo. Lo anterior repercute en que la típica, terrorífica y entretenida guerra entre el bien y el mal que tienen todas estas películas, se transforme en la guerra interna que sufre el protagonista al estar obligado a creer en algo... Aún así, no es una película que aburra, principalmente porque es muy fiel al estilo del exorcista más clásico, sin efectos especiales alucinantes y con los momentos demoníacos precisos y bien encajados dentro de la trama.