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España España · Barcelona
Voto de David MS:
2
Ciencia ficción. Aventuras Corren tenebrosos tiempos para la República, que continúa envuelta en luchas y sumida en el caos. Un movimiento separatista, formado por centenares de planetas y poderosas alianzas encabezadas por el misterioso conde Dooku, amenaza la galaxia. Ni siquiera los Jedi parecen capaces de conjurar el peligro. Este movimiento provoca el estallido de las guerras clones, que representa el principio del fin de la República. Para allanar el ... [+]
30 de agosto de 2012
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segundo episodio de la saga Star Wars, precedente a la trilogía que va de 1977 a 1983. De nuevo con George Lucas tras las cámaras, tratando de reconciliarse con parte del público que no acabó de aceptar el capítulo precedente, La Amenaza Fantasma, re-estrenada estos días y como dije en su perteneciente post, mejor de lo que se dijo en su momento. De esta última repite parte del elenco: Ewan McGregor, Natalie Portman, Ian McDiarmid, Frank Oz, Samuel L. Jackson, Pernilla August... con las incorporaciones de Hayden Christensen como Annakyn (el futuro Darth Vader), Christopher Lee como el Conde Dooku, Temuera Morrison como Jango Fett, y colaboraciones más breves de Jimmy Smits, y de actores hoy día más conocidos como Joel Edgerton (Warrior) y Rose Byrne (La Boda de mi Mejor Amiga).

Han pasado años de lo sucedido en el Episodio I. Hay crisis en la República tras descubrir que sus planetas aliados les han dejado de lado para unirse a un movimiento separatista dominado por el Conde Dooku. Tras un intento de asesinato a Amidala (Portman), ésta se pone en contacto con los Jedi Obi-Wan Kenobi y Annakyn Skywalker (McGregor & Christensen) para tratar de establecer la paz en la galaxia. Mientras Kenobi lleva una investigación que le lleva a dar con el planeta Kamino, donde descubre lo que puede ser el inicio de las guerras 'clon', su discípulo Skywalker mantiene un affaire con la reina Amidala.

Mejoras respecto a La Amenaza Fantasma, un par: Lucas se dio cuenta de la cagada que fue Jar Jar Binks y, aunque aparece, no está más de unos cuantos minutos en pantalla. El cometido de hacer reír recae pues en los clásicos C3PO y R2D2. La otra mejoría es el aumento de protagonismo de Yoda, clave en el desenlace, en la única lucha decente de todo El Ataque de los Clones. Tampoco está nada mal la inclusión del Conde Dooku, pero al igual que el villano de la anterior entrega, está desaprovechado y para qué mentir, Christopher Lee no está para muchos trotes.

Mantienen el nivel: Las interpretaciones, eso no quiere decir que sean buenas, más bien todo lo contrario, se salvan de la quema Ian McDiarmid, el citado Christopher Lee, y siendo generosos un sosete Ewan McGregor haciendo de un Obi-Wan un poco tonto (el momento en el que el discípulo de Yoda le dice que pueden haber borrado el planeta de un archivo, cómo si no lo hubiera podido deducir él mismo) y Samuel L. Jackson que en esta ocasión luce más.

A peor: El Ataque de los Clones no se rodó en cine, se hizo con cámara digital, cambiando los brillantes decorados y paisajes reales de La Amenaza Fantasma por cantidad de pantallas azules y verdes, creando una sensación de falsedad (y cutrez) con escenarios sin profundidad, totalmente planos y con ausencia de tridimensionalidad, sumados a una fotografía afeada de colores vivos, chillones y de mal gusto. Estos aspectos hacen que este episodio parezca más antigua que La Guerra de las Galaxias de 1977. Se podría decir que a veces se asemeja a los seriales televisivos estilo Buck Rogers, o series más recientes con presupuestos tan ajustados como Farscape.

La carencia de un look visual acertado se salvaría si El Ataque de los Clones estuviera sustentada por un buen guión... más va a ser que no. Se agradece que las tramas políticas se hayan dejado de lado esta vez, pero han sido sustituidas por una sonrojante historia de amor entre Annakyn y Amidala, con cantidad de diálogos sacados de la agenda escolar de alguna quinceañera de pocas neuronas, con frases indignas no solo para Star Wars, sino para cualquier producción que quiera ser tomada en serio. Frases como "Soy prisionero del beso que nunca debiste darme" o "Cada vez que estoy cerca de ti crece más" (esta última es buena si la aplicamos al cine porno). Mención especial merece el par de tórtolos, una horrenda Natalie Portman, y uno de los errores de casting más sonados de la historia del cine (¿De verdad pretenden que nos creamos que ese memo puede convertirse en Darth Vader?)

Dejando de lado ese eterno bloque el resto sigue la investigación de Obi-Wan Kenobi, con alguna batalla casual con la función de recordarnos que estamos viendo Star Wars y no Física y Química. Mucho relleno de metraje para llegar al desenlace en un circo romano, con diferentes razas Jedi del universo liándose a sablazos con rinocerontes, mantis religiosas gigantes, y muchos droides armados hasta los dientes, una empachosa orgía de efectos especiales rodados de manera caótica por un George Lucas algo torpe y al que le harían falta clases de repaso sobre 'Lenguaje Audiovisual' (la manera de salir de escena de los actores).

Por salvar no se salva ni la altisonante banda sonora de John Williams, salvo las melodías conocidas, el resto son estruendos creados por alguna banda sinfónica de acompañamiento.

La peor de la saga sin duda alguna. Solo sirve como otra excusa más de su director para llevarse el fajo de billetes. Hubiera tenido fácil solución si La Guerra de las Galaxias hubiera sido el episodio 3 y lo que se cuenta en El Ataque de los Clones se hubiera ensamblado en la siguiente La Venganza de los Sith.
David MS
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