Mucha gente me dirá que llego más de 20 años tarde al visionado de esta película, pero a veces uno no puede elegir los momentos, sino que los momentos lo eligen a él; y esta tarde el momento me eligió para ver por fin esta adaptación animada del célebre hombre mono, surgido en los últimos coletazos de era dorada de Disney a finales de los años 90.

Como muchas películas de Disney, se va cortito al pie con una duración de poco más de 80 minutos, mas cortito y al pie no es malo si en lo que dura el relato muchas cosas lo hace bien, y aquí pasa.

La historia de amor entre Tarzán y Jane para aquel año 1999 ya estaba muy explorada, pero el guion escrito por Tab Murphy explora su acercamiento desde que Jane aterriza en la selva donde sucede el filme de una forma muy inocente y bello a su vez con Tarzán mirando con curiosidad de donde venía ella si creía que era el único con ese aspecto, escena que por cierto hoy sería carne de cancelación seguro, lo cual sería cargarse una de las mejores secuencias. Sí que es verdad que la evolución en su relación sucede deprisa y corriendo, pero con la poca duración que tenía no había que perder el tiempo.

Historia de amor aparte, estamos ante una película que ya por aquel entonces no contaba nada realmente excepcional. La narración tiene similitudes con, por ejemplo, 'El rey león' de 1994 con sus tragedias y personajes secundarios que ayudan a soportar el peso de la narración, solo que sustituyendo un jabalí y un suricato por un gorila y un elefante. Sin faltar por supuesto con el duelo con el villano de turno, siendo aquí el cazador Clayton.

En resumidas cuentas, estamos ante un largometraje que aún conserva la inercia ganadora de la Disney de la época con todos los argumentos descritos anteriormente más la banda sonora de Mark Mancina y las canciones de Phil Collins (como curiosidad, su ahora hija actriz Lily Collins ponía voz a un bebé gorila) que endulzan el resultado final, si bien es inevitable sentir la sensación de algo de repetición.