Me las prometía muy felices esperando ver la última película de los Coen, esta segunda "Fargo" que tenía toda la pinta de ser capaz de hacerme pasar un buen rato en compañía de diálogos ácidos, buenos personajes y un guión original. Y mi felicidad se truncó a mitad de película.

Nos muestran a un escalofriante Bardem en cuyo carácter y modo de actuar van ahondando a base de diálogos y escenas aislados, que en muchas ocasiones son brillantes. Un asesino terrible y delirante que parece no tener límites. Por otra parte, su víctima en potencia: un norteamericano de a pie que se mete en donde no debe y que hace su exígua función de presa fácil que huye del monstruo. Y el contrapunto: el poli. Tommy Lee Jones haciendo de lo que, en teoría, mejor sabe hacer.
El norteamericano encuentra un dinero, el asesino trata de arrebatárselo, y el policía tratará de detener la barbarie que se organiza.

La trama avanza sola. Una sucesión de escenas impactantes que nos van llevando a lo que desde los quince primeros mitutos ya sabemos que va a ocurrir, pese a que quizás nos resistíamos a creer que pudiese ser tan simple. Atmósfera enrarecida y agobiante, buenos planos, diálogos inteligentes.
El problema es que la impresión que deja es de "se quedaron en la intención". Hacia la mitad las escenas se van volviendo más pobres, y el argumento empieza a avanzar a pasos frozados.
Y empeora exponencialmente hasta el final. De verdad, es una pena.
Creo que los Coen no logran transmitirnos lo que pretendían, y la película sabe a poco. Es una propuesta original y con denominación de origen, muy de Joel y Etan, pero unos Joel y Etan un tanto flojos.