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España España · Las Palmas de Gran Canaria
Voto de Lebrom:
10
Thriller. Acción. Drama Batman/Bruce Wayne (Christian Bale) regresa para continuar su guerra contra el crimen. Con la ayuda del teniente Jim Gordon (Gary Oldman) y del Fiscal del Distrito Harvey Dent (Aaron Eckhart), Batman se propone destruir el crimen organizado en la ciudad de Gotham. El triunvirato demuestra su eficacia, pero, de repente, aparece Joker (Heath Ledger), un nuevo criminal que desencadena el caos y tiene aterrados a los ciudadanos. (FILMAFFINITY) [+]
1 de noviembre de 2008
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que hace que esta película supere a sus antecesoras en el género es que es, más que nunca, una película épica, que aunque tiene personajes genialmente construidos, se centra en una trama que cobra una importancia vital. Una trama más compleja y con más matices que el clásico duelo entre el bien y el mal. Aquí se nos presenta una historia más centrada en la dualidad orden-caos, y en la necesidad de dos caras de una misma moneda para que cada una de ellas pueda tener una existencia. Y todo toma forma en torno a una gigantesca y compleja sucesión de acontecimientos que sólo una mente tan desquiciada y a su vez lógica como la del Joker es capaz de concebir.

Con todo esto la película funciona como un engranaje casi perfecto, y sería redonda si no fuese porque hacia el final se sacan algún elemento de la manga, algo forzado, para cerrar la peli, para justificar que Batman llegue a su objetivo en el último instante. Tampoco me gustó del todo el último diálogo entre Batman y el Joker, que es precisamente el más rimbombante y obvio de la peli, el más arquetípico en una peli que trata de alejarse precisamente de esos elementos más “del género.

Es la única pega de una película que no me hipnotizó con explosiones, rayos y tiros, sino que me tuvo pegado en la butaca acojonado al ver cómo un mundo como el mío, grande y complejo, se derrumbaba ante mis ojos por las acciones de un loco, de un fanático y, un tipo al que no comprendemos del todo porque no entendemos qué satisfacción encuentra en lo que hace, pero que consigue que todo lo que toca acabe corrompiéndose, hasta lo más puro que tiene uno dentro, sus principios. Después, nada mejor que encender la tele para ver que eso pasa todos los días.
Lebrom
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