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España España · Barcelona
Voto de K:
9
Drama China, años veinte. Tras la muerte de su padre, la joven de 19 años Songlian se ve forzada a casarse con Chen Zouqian, el señor de una poderosa familia. Él es un hombre de cincuenta años y tiene ya tres esposas, cada una de las cuales vive en una casa independiente dentro de un gran castillo. (FILMAFFINITY)
6 de abril de 2007
41 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es sorprendente como se puede decir tanto con tan poco. Esta es una de esas películas en la que se ve claramente que no hace falta una gran aparatosidad, ni un guión con mucha trama y con diálogos profundos, ni muchos espacios para desarrollar la trama, ni muchos recursos en general para hacer cine del bueno. Aquí con un único espacio, un palacio, (eso si, compuesto de otros, entre alcobas, comedores, patios…) poquísimos personajes y una trama mínima el bueno de Zimou da toda una lección de cine (Aquí esta afirmación, tipiquísima y mal empleada en un sinfín de ocasiones tiene, de verdad, todo el sentido del mundo). Es paradójico como el propio Zimou parece haber olvidado actualmente su propia cinematografía y su propia idiosincrasia en sus recientes y espectaculares títulos que se han estrenado en los últimos años.

Este drama intimista, casi minimalista, relata la historia de la joven Songlian, que a principios de siglo, tras la muerte de su padre, ve truncada su carrera universitaria y se ve obligada a contraer matrimonio con un poderoso señor, Chen Zouqian, que tiene ya tres mujeres. A partir de ese momento “La cuarta esposa”, prácticamente su nuevo nombre, deberá aprender a convivir con sus otras “hermanas” y su marido en el palacio de éste, en el seno de una familia regida por unas fuertes tradiciones. Las envidias y rencores entre hermanas se sucederán en el intento ser la “preferida” del señor en este film que pone en evidencia lo retrógradas, injustas, machistas, mezquinas… que eran las tradiciones familiares en la china de principios de siglo (¿Sólo la de principios de siglo?). En la familia Zouqian son más importantes las linternas rojas que indican con quien pasará la noche el señor que las propias esposas.

El estilo de Zimou es impecablemente minucioso. Por su austeridad y poca artificiosidad puede llegar a pasar desapercibido, pero nada más lejos de la realidad. La manera con que el cineasta utiliza los elementos cinematográficos es casi sublime. Los encuadres son a parte de bellos irreprochables, siempre remarcando el poder que el espacio ejerce sobre las esposas (particularmente sobre Gong Li). Zimou deja siempre al marido a parte, o bien encuadrándolo en plano muy general o directamente dejándolo fuera de campo, nunca le vemos la cara. No nos importa este personaje (que por otra parte es el principal causante de la “desgracia” de sus esposas). El atrezzo también está impecablemente utilizado, en especial esas linternas, tan importantes para las esposas, lo diferente que es el hecho de que se hallen o no en la alcoba, de que estén encendidas o tapadas… El sonido también, como el del masaje de los pies, tan deseado en su ausencia o disfrutado cuando toca; asimismo el color rojo de las linternas, que lo domina todo, incomoda, se desea; o el fuera de campo, en esas escenas donde se intuye más que se muestra, siempre con una honestidad irreprochable… En fin, aquí sí, una lección de cine.
K
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