Corazón salvaje es la primera colaboración entre David Lynch y Barry Gifford, con quien volvería a trabajar en la superior Carretera perdida, pero en esta ocasión los desvaríos de Lynch fueron demasiado lejos, no tanto como en la posterior Island Empire, pero casi. Y es que Corazón salvaje no funciona porque no es auténticamente Lynch.

Se trata de una disparatada historia de amor entre dos jóvenes perseguidos por un par de sicarios contratados por la desequilibrada madre de ella. Un alocado viaje a ninguna parte que incluye situaciones absurdas y personajes estrafalarios marca de la casa pero que aquí no pegan ni con cola. Puede que esto funcione en sus historias más oníricas pero aquí no. Tampoco ayuda la escasa química entre sus protagonistas, sobre todo un Nicolas Cage inexpresivo y sobreactuado.

Sólo destacaría un par de escenas: El baile del comienzo entre Sailor y Lula en la discoteca mientras suena "Slaughterhouse" de Powermad y el delirante atraco al banco perpetrado por Sailor y Bobby Perú (con un repulsivo Willem Dafoe caracterizado para la ocasión).