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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Maija Meier:
10
Drama Esta crónica no lineal cuenta la historia de un hombre normal y corriente y las relaciones que vivió con tres mujeres distintas, centrándose en la noche que pasó con cada una de ellas. (FILMAFFINITY)
23 de agosto de 2020
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A falta de Black Mirror y Gaspar Noé: Cities of last things; ciudades de las últimas cosas. La traducción literal de su título original en chino, 幸福城市, aparentemente es Ciudades alegres. Un sarcasmo ácido. Tras contemplarla, un pensamiento: una oda perturbadora a la noche. Luego descubro que su traducción en Francia fue Frente a la noche: Face à la nuit. "Trois nuits pour commettre l'irréparable". Tampoco fue necesario dar cuenta de esta presentación para reflexionar sobre los hechos consumados. Una película que viaja en el tiempo y no es de fantasía. Una terrorismo estético. Aquello que nos muestra lo que pasa, al final; lo que pasó, en el medio; y lo que pasó antes de lo que pasó, al principio. La vida despojada de todo edulcorante; totalmente desnuda, cruel, irónica. Sumamente triste... Eventos que no podían ocurrir sino en la noche. Esta obra maestra de Ho Wi-ding, ya una pieza de culto, parece transcurrir entre las 00:00 h y las 05:00 h. Los viajes en el transporte público automatizado, los callejones oscuros, las calles desoladas, el minimercado abierto las 24 h, una fiesta nocturna, los polis que nunca duermen, lxs trasnochadxs en bares todavía abiertos... Nos convierte ya no en espectadores sino habitantes de la misma noche. La música es melancólica, parecida a la sensación del colectivo vaciándose hasta la terminal porque te quedaste dormide. El silencio es luminoso. El guión es hermoso. Los dispositivos de la nocturnidad evocan lágrimas, parecen pensados para el llanto. Una joya para todes les amantes de todo aquello que es noche. Un protagonista que parece representar los sentimientos marginados. Una protagonista que parece evocar la solitud. Y otra protagonista que oscila entre el recuerdo y la desgracia. Tiempos lejanos donde los lunares ya no sirven porque tenemos chips. Lo terrible de esta distopía es que no parece lejana. Por eso no se hace foco en ella; no es necesario. Se sabe presente en el seno de la noche honda. Desencuentros, cleptomanía, corazones destruidos, y sin embargo todavía frágiles esperanzas. No hay pudor debajo de esa luna brillante donde todo sucede. Una creación monumental que se rodea de márgenes y perdición.
Maija Meier
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