Rusell intenta explorar el género de robo y atraco y del rat pack de una manera original, pero la verdad es que su filme se queda a medias, pues incrusta géneros que no sabe controlar en conjunto (comedia negra, drama, thriller, erótico) a diferencia de Scorsese en The wolf of Wall Street, quien sí demuestra una plena sobriedad en el manejo de todos esos géneros en su conjunto. Amy Adams es exhibida con escotes insultantes, desbordando sensualidad a cada fotograma, un Christian Bale con un sobrepeso inexplicable que no aporta nada a su personaje, un Bradley Cooper que hace el mismo papel de siempre y Jennifer Lawrence que se roba el filme.
Es una película ambiciosa, irregular, mal escrita (aunque no mal ejecutada) y que en su afán por hacer reír y sobrecoger al mismo tiempo se tropieza consigo misma. Un reparto fenomenal que hace lo que puede con unos personajes que parecen robados de la mente de los Coen pero desperdiciados en una historia que no debió de durar más de 90 minutos. La película consigue grandes momentos gracias a la calidad de sus histriones, pero no a la rimbombante batuta de Russell ni al guión predecible y plano. Incomprensibles 10 nominaciones al Oscar. Se irá con las manos vacías.