Haneke se humaniza mostrando la deshumanización misma. Una película que derrocha ternura por la vía cruel y salvaje. La degradación inevitable de un matrimonio, la humillación del ser humano ante la invencible vejez. Un filme extraordinariamente bien escrito, su argumento es fluído, sensato y directo (mención aparte para la secuencia inicial y la secuencia climática, sencillamente soberbias). La pareja veterana de actores están maravillosos, tal vez la mejor pareja que se haya visto en pantalla desde hace años. Haneke dirige con mano de hierro y temple de acero, no cae en sentimentalismo barato ni en crueldad excesiva, se mantiene en le punto medio y eso es para quitarse el sombrero. Un filme arrollador. Jamás la muerte y el amor habían sido filmados con tanta pasión.