Alex Gardner (Dennis Quaid) se ve obligado a participar en una investigación ultrasecreta sobre los sueños y el poder del subconsciente, gracias a sus habilidades telepáticas. El Dr. Novotny (Max von Sydow) dirige el estudio, cuyo loable propósito es ayudar a las personas con pesadillas a superar sus traumas.

La película da un giro de la ciencia ficción al suspense cuando Bob Blair (un inquietante Christopher Plummer) empuja a la mismísima Casa Blanca a entrar de lleno en el proyecto. La habilidad de ‘espiar’ los sueños ajenos se convierte, de repente, en una guerra entre el bien y el mal.

La estética ochentera es de primera categoría pero su autenticidad también. No aburre con filosofadas sobre la complejidad de la psique y funciona bien pese a algunos tópicos (Kate Capshaw como científica sexy, topicazo número 1, aunque ella es encantadora). Tiene humor, escenas de acción más que dignas y unos villanos convincentes. Christopher Plummer, formidable una vez más, parece que se lo pasa bomba como el siniestro antagonista, sin importarle demasiado el resultado final.