13 de febrero de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un pintor (Daniel Auteuil), acostumbrado a codearse con la élite artística parisina, regresa a la casa de su infancia dispuesto a aclimatarse a la vida en el campo. Para cuidar el jardín decide contratar a un jardinero (Jean-Pierre Darroussin), que resulta ser un viejo amigo de la niñez y compañero de juegos. Aunque han pasado muchos años, entre los dos florece de nuevo la camaradería y el pintor descubrirá el valor de la sencillez gracias a la mirada franca que el jardinero tiene sobre el mundo.
Jean Becker escribe y dirige una película campechana y sin complicaciones, cuyo único error acaso resida en la torpeza de intentar demostrar lo que “debe ser” la vida ideal en la campiña francesa. Sin rebuscar demasiado, ‘Conversaciones con mi jardinero’ está llena de escenas deliciosas y de una sensibilidad comedida que recuerda a la canadiense ‘Rare Birds’ (2001). El encanto de la cinta asoma sobre todo en las escenas del huerto, salpicadas de pequeños toques de placer, como el vino, las sombras de los árboles, los paisajes o la música de Mozart, amén de las charlas espontáneas de los dos protagonistas. Necesaria y refrescante.
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