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Voto de Sergio Berbel:
10
Comedia. Drama Después de que la ultrasofisticada pareja formada por Bob y Carol decidiera asistir a una aislada terapia de grupo, sus opiniones en torno al sexo cambiarán de forma radical, para escándalo de sus amigos Ted y Alice. (FILMAFFINITY)
31 de julio de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi obsesión enfermiza por el cine de la década de los 70 como el mejor de la historia tiene fundamento y no es caprichosa. De pronto y sin previo aviso, todos los convencionalismos de los estudios caen y el cine se renueva temática y estilísticamente como nunca antes. Una parte de esa ola de genios que confluyen cuando los 60 se convierten en 70 buscan una modernidad absoluta a través de la revolución cultural hippie que se había impuesto entre las clases intelectuales norteamericanas; los otros, en cambio, buscan el clasicismo y se sumergen en la estética de los años 20 y 30 para cambiar el cine desde ahí. “Bob, Carol, Ted y Alice” se incluye en la primera de estas tendencias, la de la modernidad temática y visual.

Francis Ford Coppola, Arthur Penn, Stanley Kubrick, Sydney Pollack, Peter Bogdanovich, Martin Scorsese, Sergio Leone, Bernardo Bertolucci, Woody Allen, Roman Polanski, Michael Cimino, George Roy Hill, Bob Fosse, Milos Forman, John Cassavetes o Robert Altman… todos a la vez cambiando las reglas del cine para siempre. No se volverá a repetir nada igual. Paul Mazursky no es un genio a la altura de los anteriormente citados, pero su aportación es muy interesante y este film es buena prueba de ello.

En “Bob, Carol, Ted y Alice” se atreve, utilizando las fórmulas más modernas y vanguardistas del momento en lo visual, a utilizar un sutil tono de comedia (más bien tragicomedia) para hacernos reflexionar sobre la llegada de la libertad sexual a los matrimonios norteamericanos de clase media. Porque Bob y Carol están dispuestos a revitalizar su vida íntima experimentando a través de una relación abierta, permitiéndose tener relaciones sexuales con terceros ajenos a la pareja siempre que se lo cuenten entre ellos con sinceridad. Ello afecta sobremanera a sus mejores amigos, Ted y Alice, tanto en su propia relación marital como en la que tienen con una pareja de amigos que ha decidido romper con los estrechos y asfixiantes convencionalismos de la monogamia al uso y han cruzado los límites. Una vía de revisión de la manera única en la que parece tener que afrontarse la institución familiar que abriría una senda perfectamente culminada por “La tormenta de hielo” de Ang Lee y “American Beauty” de Sam Medes muchos años después.

Tanto por la época, como por la temática y el atrevimiento estilístico setentero de Paul Mazursky ya merece verse. Pero ahora llega lo más importante: Natalie Wood, una de las grandes divas de mi vida, embelesando a la cámara también cuando interpreta a una mujer de mediana edad que asume la libertad sexual en su matrimonio con convicción. Como es obvio, ella está muy por encima del resto del elenco actoral, formado por un joven Elliot Gould, Robert Culp y Dyan Cannon.

Parece mentira que estemos en presencia de una película de 1969 por la modernidad y actualidad absoluta del guión que firma el propio Paul Mazursky, que podría haberse escrito hoy mismo por la contemporaneidad en el planteamiento de la posibilidad de otras formas de existencia de la pareja más abiertas y flexibles. Si se le suma a todo ello que la música la aporta Quincy Jones, ni más ni menos, la cuestión se pone aún mucho más imprescindible.
Sergio Berbel
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