El sistema neocapitalista patriarcal que nos oprime, único que reina en el mundo en solitario sin contrapesos ni equilibrios, ha sido muy “generoso” y le ha permitido a las mujeres incorporarse al mercado laboral, por supuesto no en régimen de igualdad con los hombres, faltaría más. Pero, a cambio, las ha castigado con la exigencia de ser madres modélicas tirando a super heroínas: tienen que demostrar ser las mejores trabajadoras, las mejores esposas, las mejores madres, estar monísimas, cuidarse y saber vestir mejor que nunca para no ser descuartizadas si falla tan sólo uno de todos esos elementos.

Desgraciadamente, otro truco de magia llevado a cabo por los trileros que todo lo pueden y organizan. Si eso es así en general, imaginaos cómo resulta cuando la mujer madre es además astronauta, ni más ni menos. Se le exige que demuestre física, profesional e intelectualmente más que los hombres, pero además se le reprocha que descuide lo más mínimo por el camino la relación con su hija. Y esa es la terrible verdad que nos cuenta “Próxima”, una interesante cinta francesa dirigida por la cineasta Alice Winocour y protagonizada, ni más ni menos, que por Eva Green, mito erótico eterno que ya ha madurado hasta el punto de conformar una madre creíble y honesta a través de una muy buena interpretación de esta diva.

Sarah, la protagonista de la cinta, es una astronauta francesa que se entrena en la Agencia Espacial Europea siendo la única mujer del programa, motivo por el que es menospreciada por sus compañeros y se ve obligada a ser más que los demás. El machismo se respira en el interior de la Agencia como se respira el oxígeno. Pero además, es madre divorciada de Estella, una niña de siete años que demanda constantemente más atención de su madre, como si su padre se encontrara exento de su formación y cuidado. De hecho, el padre hace alarde de su enorme sacrificio teniendo que asumir los cuidados de su hija cuando Sarah se prepara para un inminente viaje espacial que va a durar un año.

La directora de la película, Alice Winocour, también coautora del guión, homenajea a las escasas mujeres astronautas mostrándonos las condiciones extremas a las que son llevadas por su condición de mujeres. Todo acompasado con una interesante música de Ryuichi Sakamoto y una preciosa fotografía de Georges Lechaptois. Mil veces más interesante que otros acercamientos al mundo de los astronautas más afamados y taquilleros, todos ellos hombres.