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Voto de Sergio Berbel:
10
Thriller. Drama Arthur Fleck (Phoenix) vive en Gotham con su madre, y su única motivación en la vida es hacer reír a la gente. Actúa haciendo de payaso en pequeños trabajos, pero tiene problemas mentales que hacen que la gente le vea como un bicho raro. Su gran sueño es actuar como cómico delante del público, pero una serie de trágicos acontecimientos le hará ir incrementando su ira contra una sociedad que le ignora. (FILMAFFINITY)
3 de enero de 2021
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En plena polémica abierta (cargados de razones) por Martin Scorsese y Francis Ford Coppola sobre que lo de Marvel no es cine, llega el paradigma que constata empíricamente que ambos genios inmortales tienen razón y que cabe otro tratamiento profundo y de calado del mismo tipo de personajes. Todd Phillips y Joaquin Phoenix demuestran que es posible. Y solo nos cabe celebrarlo.

Una película que no para de traerme constantemente ecos de “Taxi Driver” de Martin Scorsese en cuanto a concepto visual y planteamiento gráfico y evolución hacia los infiernos de su protagonista y a “Cisne negro” de Darren Aronofsky en lo que se refiere a magistral retrato del descenso a los abismo de la enfermedad mental.

El protagonista escribe en su libreta la frustración que le causa que la sociedad pretenda que se comporte como si no tuviera una enfermedad mental. En otro momento, plasma por escrito que su vida produce más dolor del que produciría su propia muerte. Son momentos mágicos donde el film toca techo. La película es grande, enorme, magistral y eterna por varios motivos concurrentes:

1.- El primero de todos, JOAQUIN PHOENIX en una de las mejores interpretaciones jamás vista en la historia del cine: su retrato de la locura está a la altura del de Natalie Portman en “Cisne negro”. Portman y Phoenix nos han mostrado el rostro del desequilibrio mental como nadie, y ambos estarán en los anales del cine por ello. Omnipresente en prácticamente todos los planos de la película, el templo interpretativo que nos lega no es de este mundo. Superándose a sí mismo en “The Master” de Paul Thomas Anderson o “Two lovers” de James Gray, aún parece más angustiado en esta cinta.

2.- La estética de Gotham, directa y expresamente inspirada en la Nueva York de “Taxi Driver” de Scorsese: oscura, sucia, desasosegante, inhumana, agreste, profundamente peligrosa, repelente, incapaz de albergar bondad en el ser humano. La creación de la ciudad donde habita el Joker es uno de los grandes aciertos estéticos del cine de los últimos años.

3.- La dirección de fotografía de Lawrence Sher. El virtuosismo de la paleta de colores utilizada, el juego con la luz sucia de la ciudad, los movimientos de cámara estudiados al milímetro y portentosos, la cámara pegada a la espalda del protagonista siguiéndolo incansablemente (ecos de “El luchador” y “Cisne negro” de Darren Aronofosky)… Todo un espectáculo visual de primer orden.

4.- El certero reflejo de la pobreza que se hace en la cinta: lejos de caer en el miserabilismo al uso, la película navega por la estética del pobre que intenta sobrevivir con dignidad de una forma magistral. El retrato de la madre y de la casa del protagonista, son de un gusto exquisito a la hora de la ponderación y el equilibrio. Hay una escena con la madre (no especificaré para evitar spoiler) que es de un poder perturbador inquietante vista a través de unos planos totalmente quemados por la luz que entra por la ventana.

5.- La carcajada involuntaria e incontrolable del Joker. Hiela la sangre, es piedra angular de la cinta y algo que se te clava en el alma y que jamás vas a olvidar. Punto de arranque y punto final de la cinta, como no podría ser de otra forma. Una sublime marca de la casa que permanecerá indeleble con el paso de los años en sentido contrario a la de “Amadeus” de Milos Forman. La risa como síntoma de enfermedad. La alegría como imposible para quien no la ha conocido en su vida. La tristeza como forma revolucionaria y antisistema ante una sociedad que nos obliga a ser felices por decreto.

6.- La capacidad de Todd Phillips de coger un universo totalmente prestado y hacerlo propio bajo la inspiración expresa de Scorsese. El descenso a los infiernos de ambos protagonistas subrayados por la forma estética que se va ensuciando conforme evoluciona el metraje en una sintonía absoluta. Scorsese ya tiene heredero en Phillips.

7.- Su interpretación política, que se me quedó lejana y críptica en el cine, pero que me ha resultado brillante una vez revisitada. La furia de los payasos revolucionarios no es más que la respuesta a una frase del político de turno escupida a mitad del metraje, la reacción del pobre contra el rico porque nada tiene que perder, la dentellada de la impotencia, la patada de quien lo tiene todo perdido. Me costó encontrar la metáfora antisistema prometida en primera convocatoria, pero ha acertado de lleno conmigo en segunda, dejándome las cosas meridianamente claras al respecto. ¿Acaso queda otra salida no violenta a quien el sistema ha dejado mudo absolutamente?
Sergio Berbel
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