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Voto de Sergio Berbel:
10
Drama Un cuento de verano sobre la convivencia entre cuatro actrices y una escritora que ensayan una obra de teatro en un antiguo molino, apartado del mundo. Es la historia de un hechizo. Con princesas, sapos, ríos, cartas y hasta un príncipe despistado. Durante esos días de ensayo, las chicas se irán conociendo y midiendo a través de los materiales que plantea la obra, y aportarán sus propias vivencias alrededor de los temas de sus ... [+]
17 de diciembre de 2023
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine más pequeño es el más grande. Las apuestas minimalistas a veces resultan inmensas. La sensibilidad exquisita lo puede todo aun no contando con nada. “Las chicas están bien” es una cinta tan pequeña que resulta imposible no enamorarse de ella. Es un diminuto dulcecito que se te pega de manera incansable al alma hasta que te embelesa. La ópera prima de Itsaso Arana tiene magia, la rezuma por cada poro de cada plano del film. Ha sabido coger lo mejor de Éric Rohmer, tal cual suele tener por costumbre Jonás Trueba, para, sin abandonar ese mismo estilo e idénticas intenciones, llegar mucho más allá gracias a su pátina femenina y tamizar de inteligencia sensible una película tan pequeña como épica, tan adorable como maravillosa.

Pero, bien pensado, ¿acaso podría haber sido de otra forma? Si tenemos a Itsaso Arana a la dirección y guión para conformar una pequeña anécdota minimalista metacinematográfica y metateatral exquisita, nos vamos al campo a rodarla con escasos medios pero infinita inteligencia y nos rodeamos para ello de (ni más ni menos que) Bárbara Lennie, Irene Escolar, Helena Ezquerro y, sobre todo, Itziar Manero (mi favorita, una joven actriz que borda su papel hasta los límites de lo imaginable de la forma más directa y sencilla, haciéndome levitar en una escena en concreto del film), resulta bastante evidente que el resultado tenía que ser magistral. Y doy fe de que lo es.

Tanto la propuesta formal como la argumental son minimalistas. Ni falta que hace más. Basta y sobra con escuchar los diálogos entre estas cuatro actrices en estado de gracia. Tanto los que pronuncian interpretando la obra de teatro que están montando y para la que han ido a refugiarse a un remoto pueblo, textos literarios de un nivel sobresaliente, como los diálogos que nos van regalando entre las conversaciones que tienen entre ellas de manera totalmente orgánica y natural tras los ensayos. Intuyo que muchas improvisadas por estas maravillosas actrices, pero todas cargadas de lirismo, sabiduría, madurez, sentido común y belleza inusitada. Tratan del amor, la muerte, el sentido de la vida, la familia, la orfandad, las desilusiones… Un tratado filosófico completo y magistral contado con palabras muy sencillas.

Pero en el colmo de la libertad creativa, la película se llega a permitir incluso romper la cuarta pared y dialogar con la cámara a través de una escena interpretada por Bárbara Lennie que resulta antológica. Tan sutil como todo lo que derrocha esta película, con una ruralmente preciosa dirección de fotografía de Sara Gallego y con la música clásica que va acompasando las distintas escenas del film.

Su único defecto es su metraje de 85 minutos, que pasa como un suspiro y que deja ganas de muchísimo más. Ojalá durase el doble. O el triple. O el cuádruple. Porque me quedo ansioso por saber más y más sobre sus cuatro mujeres protagonistas, lo que sienten, padecen y viven.
Sergio Berbel
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