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Voto de Sergio Berbel:
10
Intriga. Terror Isla de Jersey, 1945. La Segunda Guerra Mundial ha terminado, pero el marido de Grace (Nicole Kidman) no vuelve. Sola en un aislado caserón victoriano de la isla de Jersey, educa a sus hijos dentro de rígidas normas religiosas. Los niños sufren una extraña enfermedad: no pueden recibir directamente la luz del día. Los tres nuevos sirvientes que se incorporan a la vida familiar deben aprender una regla vital: la casa estará siempre en ... [+]
28 de octubre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alejandro Amenábar, un creador portentoso que nos ha marcado la vida a muchos con grandes joyas como “Mar adentro”, “Ágora” o “Mientras dure la guerra”, logra la cuadratura del círculo en su tercera película (tras dos cintas también de género como “Tesis” y “Abre los ojos”), componiendo un melodrama familiar a través de un homenaje expreso al cine de Alfred Hitchcock al que tanto admira (la sombra de “Rebeca” es alargadísima durante todo el metraje) y con un giro fantástico final como culmen de la historia que hace de “Los otros” una referencia fundamental del cine de terror contemporáneo.

Queriendo encontrar ese aire hitchcockniano por todas partes, ambienta su historia en la Isla de Jersey en 1945 conformando una trama en torno a una mansión victoriana propicia para los cuentos góticos y entregando las interpretaciones a un elenco de actores de lengua inglesa, destacando por encima del resto, como no podría ser de otra manera, una deslumbrante Nicole Kidman, que carga sobre su espalda todo el peso del film, perfectamente secundada por una escalofriante Fionnula Flanagan.

Obviamente, en una película sobre casas encantadas y presencias fantasmales por doquier, la dirección de fotografía debe brillar con luz propia, y aquí el trabajo de Javier Aguirresarobe resulta mucho más que excepcional, tanto en los exteriores gélidos cubiertos permanentemente de niebla como en los interiores oscuros que aterran a personajes y espectadores.

El guión, una pieza de orfebrería milimétrica del propio Amenábar, nos hace recorrer un sendero indefinido que acaba desorientando mágicamente al espectador, que navega de un espacio a otro sin acabar de cerrar del todo la trama hasta que su autor definitivamente decide ponerle broche de oro final. Ese es el gran acierto del film, su baza definitiva que lo convierte en inolvidable.

Se trata de la historia de una mujer que vive enclaustrada en un caserón con sus dos hijos fotosensibles, en mitad de una oscuridad permanente, y que sólo goza de la compañía de tres sirvientes que se han presentado por su propia iniciativa en la casa para ayudarla. Eso y determinados ruidos y situaciones inexplicables desde la razón van tensando el ambiente hasta convertirlo en irrespirable. Parece obvio que esa casa tiene fantasmas y que más pronto que tarde la situación va a reventar por las costuras, sobre todo a lo que a salud mental de sus habitantes se refiere.

Mención aparte merece su partitura original, compuesta por el propio Alejandro Amenábar y que resulta perfecta para la imbricación de todos los elementos del film, porque ante nosotros tenemos un portentoso cineasta, pero también un muy buen compositor de música de cine, y a las pruebas de “La lengua de las mariposas” de José Luis Cuerda me remito para quien crea que exagero.
Sergio Berbel
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