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Voto de Sergio Berbel:
6
Drama. Romance Adrian es un poeta rumano que llega ilegalmente a España en 2002. Sin papeles, comienza a trabajar como vigilante nocturno en la tienda de un lugareño, Rafael, y su vida dará un giro cuando conozca a María, que toca la guitarra en un grupo de jazz. (FILMAFFINITY)
19 de agosto de 2020
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“Parking” no es una gran película, es una cinta para pasar el rato, pero es entretenimiento con sustancia, con implicación, hecha con ganas. Por supuesto que no trasciende ni deja huella, pero las casi dos horas que estás delante de ella funciona porque es honesta y bienintencionada, lo cual no es poco.

Y, sobre todo, parte de una premisa que la hace respetable y necesaria en estos tiempos que corren: contarnos que los migrantes que explotamos en trabajos basura como si fueran esclavos también tienen vidas, sentimientos, ilusiones, sueños frustrados y capacidad artística e intelectual. En definitiva, que son tan personas como nosotros, aunque a veces algunos quieran hacernos creer lo contrario o lograr que desviemos la mirada hacia otro lado.

Obviamente, si te quieres acercar desde el cine actual al fenómeno migratorio, te recomendaré muchísimo más “Adú” de Salvador Calvo, una obra maestra tan definitiva en tantos aspectos que resulta infinita y omnímodamente superior, pero “Parking” no debes desecharla, porque es cine modesto, honesto desde las entrañas. Una pena que, en un momento dado, deje atrás el tema del desarraigo para entrar en la dinámica del thriller, y ahí es donde pierde enteros la trama.

Se trata de la historia de un chico rumano poeta que sobrevive por un salario de miseria como vigilante de un parking de un turbio cordobés con negocios extraños. Un buen día, conoce a la bajista de un grupo sin suerte y se enamora de ella. A partir de ahí, nada va a ser fácil cuando la miseria anda suelta.

Película sin grandes pretensiones que vive de la entrega de su magnífico elenco actoral, entre las que brillan con luz propia Belén Cuesta interpretando a un personaje con mil dobleces fantástico (lo de esta chica es un crescendo continuo sin límites) y la gran Ariadna Gil como novia del “jefe”, como siempre destacable allá donde aparezca.

Aunque algunos momentos de su guión sea previsible, aunque la dirección no acabe de hacerse notar con la fuerza que requiriese, aunque haya algunos problemas de sonido que dificulta el seguimiento de algunos diálogos, aunque su final no sea el que un buen cinéfilo espera (dicho sea de paso, con la Ley de Enjuiciamiento Criminal sería imposible), “Parking” es una película que se hace respetar y que debe ser respetada.
Sergio Berbel
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