De apariencia vistosa y con una pareja protagonista de enjundia, cuesta entender por qué “La montaña entre nosotros” no logra enganchar al espectador y hacerle parte de la historia. Mi teoría - pura especulación, aviso - es que en la fase de diseño de la producción no se llegó a la conclusión de qué perfil se quería dar a la película y se arrancó pensando en ir tomando decisiones sobre la marcha. Puede que no sea esa la razón, pero explicaría por qué un hombre de negocios y una mujer a punto de casarse toman un taxi aéreo para atravesar las montañas de Colorado, se estrellan en mitad de un paraje tan bello como inhóspito y, pasada una hora de película, no tengamos claro (ni ellos tampoco) si estamos ante una odisea de aventuras, de un drama de supervivencia, de una comedia o de una peli romántica. La ausencia de decisión alguna sobre el rumbo de la película lastra su credibilidad y nuestra paciencia: si la producción se hubiese posicionado como comedia romántica, serían aceptables las habituales licencias en cuanto a capacidad de resistencia o asumibles las convenientes elipisis disfrazadas de panorámicas a vista de dron para hacernos creer que han logrado avanzar kilómetros y kilómetros sin desfallecer en mitad de aquellos andurriales. Pero tratar de convencernos con forzadas casualidades y argumentos cogidos con pinzas de que la pareja siga pasadas las primeras 48 horas excede la capacidad del desconocido director Hany Abu-Assad, de sus guionistas y del autor de la novela en la que se basa.

Pero si la película deambula la primera hora entre un tedio y un indiferencia, atenueadas sólo por la competente fotografía y la majestuosidad del entorno, cuando por fin se decide a tomar un camino elige el más desconcertante y anticlimático: la farfolla psicológica, nivel consultorio radiofónico, mostrándonos las secuelas psicológicas de la pareja y cómo afectó a sus vidas tan devastadora experiencia. El bajón podría haber sido considerable si la película hubiese llegado a remontar el vuelo en algún momento pero, dentro del extraño contexto general, esa extravagante decisión se queda en otra desafortunada anécdota de una película desdibujada que consigue que acabemos con malas sensaciones a pesar de su último intento de giro (sí, otro más) metido con calzador en los últimos segundos.

¿No había por donde coger la novela? ¿Un errático trabajo de adaptación?¿Un mal guión que quiere contar absolutamente todo sin cristalizar en nada? ¿Dirección amateur? Posiblemente un poco de todo, aunque no pienso investigarlo. Entre los protagonistas había una montaña y entre todos levantaron una cordillera delante del espectador.