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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
5
Acción. Thriller Shaun Boswell es un chico que no acaba de encajar en ningún grupo. En el instituto es un solitario, su única conexión con el mundo de indiferencia que le rodea es a través de las carreras ilegales, lo que no le ha convertido en el chico favorito de la policía. Cuando amenazan con encarcelarle, le mandan fuera del país a pasar una temporada con su padre, un militar destinado en Japón, que vive en un diminuto piso en un barrio barato de ... [+]
27 de septiembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuesta encontrar motivos para considerar esta “A todo gas: Tokyo race” parte de la familia “Fast and Furious” más allá de que hayan incluído lo de “A todo gas” como parte del título. Lo único que comparte con la saga es un cameo final de diez segundos de Vin Diesel, el personaje de Han que se hará recurrente en posteriores secuelas y las espectaculares secuencias de conducción marca de la casa. En todo lo demás, es una película totalmente diferente.

De entrada, el enfoque no tiene nada que ver con nada previo. Ya no hay agentes o ex-agentes del FBI contra criminales, sino niñatos compitiendo para ver quien tiene el tubo de escape más largo o para fardar delante de unas nenas de escuetos atuendos que se restriegan con los coches. Solo eso. A ritmo chill-out (!). La película pierde la poca profundidad que le quedaba y pasa a ser una simple exhibición de conducción extrema con carreras sin demasiado criterio cada pocos minutos.¿Para bien o para mal? Difícil decirlo, va con los gustos de cada uno. Sinceramente, aunque de cine haya poco, se pasa un buen rato viendo las diferentes escenas que los especialistas en coreografías automovilísticas han preparado. Además, el trasladar la acción a Japón, que en principio parece una simple excusa barata para cambiar un poco la apariencia exterior sin tocar la esencia interior se revela como un acierto, toda vez que consigue un toque exótico en el ambiente y un motivo para introducir un nuevo estilo de conducción, el drifting, o sea el derrapaje continuo con mucha técnica, en lugar del simple pedal a fondo y botón de nitroso en los últimos metros. Todo queda realmente espectacular y consigue que nos olvidemos de la preocupante falta de carisma de los protagonistas (salvo Han, todos parecen sacados de los actores rechazados en “Al Salir de Clase American edition”).

Como no conozco las interioridades de la saga, creo que siempre me quedará la duda de los verdaderos motivos detrás de esta extraña secuela. ¿No se podía contar con Walker y Diesel y se armó una película con lo que se pudo? ¿Hacer una pausa en la serie y tomar aire para que los titulares volvieran con más fuerza al terreno de juego? ¿Un reboot para que el especialista en acción Justin Lin tomase las riendas desde algo parecido al cero? ¿Una prueba para ver si Justin Lin daba la talla? ¿Una cláusula que obligaba a la saga a sacar un producto cada dos años? ¿Tratar de amortizar y rentabilizar una película ya rodada haciéndola pasar como parte de la familia? La primera vez que la vi pensé que se trataba de una forma de dar un final a la saga, una especie de muerte dulce en la que todo terminaba sin poner un final explícito.

Pues ni idea. Vista con la perspectiva del tiempo, es la hermana rara de la familia, la que nadie sabe exactamente qué pinta, pero nadie cuestiona su parentesco. Sus acojonantes carreras por las carreteras de montaña japonesas en medio de frondosos bosques y por las calles llenas de luz de Tokyo hacen que merezca la pena a pesar de ser bastante inferior a precedentes y sucesoras.
OsitoF
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