“Balada Triste” es una de esas típicas películas que Alex de la Iglesia se marca ocasionalmente con un apabullante desmadre visual en la forma pero que resulta absolutamente hueca en el fondo. Eso sí, gana enteros cuando se ve después de “Didi Hollwwood”.

A estas alturas, gustos aparte, es un hecho que Alex es un director imaginativo, talentoso y con sentido común (tanto cinematográficamente como en la vida real) y cuando combina esas dos virtudes le salen películas mesuradas y cohesionadas como “Los crímenes de Oxford” o “La comunidad”… pero cuando le da por dejar volar su imaginación y desmadrarse para plasmar en celuloide todo lo que le brota de la mente, le salen películas extremas y desparramadas que no termino de entender, como si nos metiera en una especie de metáfora bizarra a la que solo él puede dar sentido. No creo que haga falta dar nombres, sólo decir que “Balda triste…” forma parte de este último grupo.

Balada triste es la desmadrada historia de un payaso incomprendido en un mundo que no entiendo, envuelta en filosofía barata sobre el mundo del humor y la farándula y ubicada dentro de ese universo barroco de Alex de la Iglesia del que no formo parte ni empatizo. Una película desmesurada, excesiva, una carrera frenética hacia ninguna parte en la que cada escena parece formar parte de un todo al que puede que Alex sea capaz de dar forma pero que a mí se me escapa por completo. Lírica y formalmente resulta espectacular, como siempre, pero la sensación de carecer de un destino final y de avanzar en círculos para mostrarnos solamente el repertorio técnico la convierte en aburrida. Mal momento para innovar el cine español privándonos de una de sus señas de identidad: los desnudos femeninos sin motivo…no entiendo que se considere a Carolina Bang como un sexsymbol, pero aun entiendo menos que no se la desnude ni siquiera un poquito y en cambio se nos saquen primeros planos continuados del micropene de Carlos Areces de manera tan gratuita ¿no se podía currar unas líneas de guión para un seno o un felpudete?.

Ni un pero a todas los apartados técnicos y académicos, pero el espectacular arranque no mantiene el tirón pasados los diez primeros minutos. En conjunto es una patochada aburrida para el espectador, aunque los críticos y los profesionales pasarán grandes ratos tratando de buscar adjetivos, identificar alegorías, encasillarla en un género o simplemente tomando apuntes.