Densa, absorbente, compleja y muy realista. Y todo en el buen sentido. Así que no cunda el pánico porque esto no es una película de algún timador asiático a lo Kim Ki Duk. Aquí los personajes, sus diálogos y sus elocuentes silencios respiran verdad, y el guión es sabio y extremadamente meticuloso.

No es habitual que el cine hable de una prostituta y de una activista de extrema izquierda turcas -también hay personajes normales-, pero tampoco aquí deben asustarse. Esto no es un panfleto buenrrollista, es una historia actual que da por inevitable tanto la globalización, como las distancias insuperables que separan oriente y occidente, y que enfrenta sutílmente la futilidad de la ideología con la tozudez de la realidad.

Mientras en "Contra la pared", anterior obra de Fatih Akin, los personajes me resultaban antipáticos, aquí casi todos me acaban cayendo bien, porque entiendo sus motivaciones y su búsqueda de sentido, y porque cuanto más se acercan sus trayectorias, más gana en intensidad la narración.

El tono general del trabajo de Akin ha mejorado, y se ha convertido en uno de esos directores que toman siempre la mejor decisión para su historia. No subraya ni lo melodramático ni lo ideológico, y nos permite caminar un rato por Hamburgo y por las laberínticas y bulliciosas calles de Estambul para entregarnos un pedacito del mundo en que vivimos.