Yo creo que nadie se lo dijo a Daniel Espinosa. O sea, nadie se acercó a susurrarle al oído que su película ya la había hecho otro, y mucho mejor, en 1979. Vamos, que han transcurrido casi cuarenta años. La película se titula Alien, el octavo pasajero, y es un clásico del cine de ciencia ficción y el cine de terror. No sé por qué el director sueco se entocinó en rodar algo que es eso, una fotocopia que provoca vergüenza ajena. Quiero decir, si Alien no existiera, pues mira, daría el pego. Pero el problema es que existe, y esto parece una versión barata, con una nave más pequeña, un monstruo más pequeño, que parece un pulpo gallego pero sin pimentón, un trío protagonista que se las ve y se las desea para recitar sus frases, una banda sonora que apenas se oye, en fin, todo es un despropósito. Oye, Daniel, o sea, es que lo hemos visto miles de veces. Al fin y al cabo, El niño 44 no te salió tan mal, era decentita. La próxima vez, entérate de si te han endilgado un guión ya llevado a la pantalla.
Para completistas y adictos a los aliens.