En este momento hay dos directores/productores/guionistas franceses aposentados en Hollywood que no paran de darnos la tabarra con sus nefastas películas. Me refiero, naturalmente, al ubicuo Luc Besson, y al sinvergüenza Alexandre Aja. Alexandre produce este bodrio rodado bajo bandera estadounidense, con la consabida historia de los consabidos arqueólogos que se internan en la consabida pirámide misteriosa, y bla bla bla. Ello nos permite un poco de found footage, pero no demasiado, un poco de sustitos que no asustan a nadie, unos F/X de pacotilla, y el consabido descubrimiento hacia el final de la identidad del monstruo, uno de los finales más risibles que he visto en mucho tiempo, en plan falla valenciana. No perderé el tiempo hablando de la calidad de los actores: es la que nos merecemos los tipejos que vemos cine de esta guisa. El guión, si lo hubo, está cosido con retales de otras películas del subgénero horror-en-la-pirámide, y uno se acaba preguntando si alguno de los implicados creía en lo que estaba haciendo. Supongo que no. Eh, tíos, vamos a divertirnos un poco y a tomar el pelo al espectador. Pues eso.