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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
3
Drama. Thriller Mafias, prostitución, violencia, drogas y blanqueo de dinero conforman el telón de fondo de la historia de Raúl y Valentín, dos hermanos mellizos con vidas muy diferentes: Raúl es un violento policía que se encuentra en el punto de mira de ETA y de las mafias de la prostitución. Valentín padece una discapacidad intelectual y vive enamorado de una de las prostitutas del club de carretera donde trabaja como "chico para todo". Los destinos ... [+]
16 de junio de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vicente Aranda dirigió esta película cuando contaba ya 80 años. Es probable que hubiera olvidado cómo es el sexo, o se embarulló en su cabeza un listado de posiciones y/o postales eróticas. Este hombre, dejando aparte Brillante porvenir, empezó con tres interesantes-aunque-fallidas películas del género fantástico (siempre le agradeceremos los desnudos de Alexandra Bastedo en La novia ensangrentada..., versión europea, of course), firmó basuras incalificables como Cambio de sexo y Clara es el precio, en este caso deslumbrado por el magnífico busto de Amparo Muñoz, una locura, y tocó techo con Amantes, sin duda su mejor película, donde Victoria Abril le hacía unas cosas a Jorge Sanz que inspiraron posteriores noches memorables... Pero ésa es otra historia.
A partir de Amantes, la carrera de Aranda sucumbió a una serie de disparates cada vez más desaforados, en que seguía desnudando a nuestras chicas favoritas, pero sin ton ni son. Hasta llegar a este calamitoso Canciones de amor, inspirado en una novela de su querido amigo Juan Marsé, ese chico que escribe siempre la misma novela, casi literalmente. Para nuestra desgracia, aparece Eduardo Noriega, y por partida doble, porque incorpora a dos hermanos: un policía amargado y durísimo, del cual se prendan todas las mujeres, incluida la nueva esposa de su padre, y el tonto, pero tonto literalmente, que trabaja en un puticlub y se folla a la más guarra (Flora Martínez, un culo espléndido pero poco más). Naturalmente, el poli se encoñará con la susodicha y...
No hace falta proseguir. Ni Alcaine ni Pepe Nieto logran elevar con sus dotes para la fotografía y la música un mamotreto que jamás debió llevarse a la pantalla. Una pena la decadencia de Aranda.
Eduardo
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