Algo pasa entre los espectadores cinematográficos actuales cuando descubres que Whiplash recibe una calificación de 8,5 en la icónica IMDB, amén de situarse en el número 40 de las 250 mejores películas de la Historia del Cine, por delante de tantas obras maestras que no merecen semejante desprecio. ¿Será ignorancia, bisoñez, incultura, indiferencia, falta de interés por el cine llamado clásico? Whiplash es el típico cuento de hadas sobre la entrega y la superación, en que un individuo consigue redimirse a base de tesón y a pesar de las zancadillas que le ponen los demás. Prefiero no pensar en que se trata de una metáfora y una loa de la moderna sociedad capitalista, en que todo vale con tal de superar al contrario y obligarle a morder el polvo. Película bien escrita, bien filmada, ambientada en el mundo del jazz (de hecho, Simmons se parece a Joan Chamorro, y su orquesta bien podría ser la Sant Andreu Jazz Band), se beneficia de las monstruosas interpretaciones "bigger tan life" de J.K. Simmons, secundario de toda la vida, hipnótico y electrizante en cada escena, y de Miles Teller, que se entrega hasta el agotamiento en cada redoble de batería. Por supuesto que se trata de una buena película, y más teniendo en cuenta los tiempos que corren, pero ¿cómo puede ser superior a Carta de una desconocida, Centauros del desierto o Los pájaros, por citar sólo algunas de las numerosas damnificadas? Es de escándalo.